Un colegio atendió desde los años 50 a los 70 del siglo pasado a los hijos de los vecinos de la Marjaleria de Castelló. Se denominaba Escuela Públicas Patos Catalá y sus maestros fueron don Santiago y doña Leonor, que en dos aulas separadas daban clases a niños y niñas. Del viejo edificio, que se situaba en el camí Fondo, no queda rastro, pero su recuerdo pervive en la memoria del vecindario.

La asociación vecinal del Camí Fondo localizó en 2013 a la profesora y le rindió un merecido homenaje. El presidente de la entidad, José Manuel Ferrara, rememora con cariño la la vieja escuela. Consistía en una construcción de planta baja sencilla y barata, con una fachada acristalada. El profesor, recuerda, ponía cada día en el calendario una «máxima». En sus proximidades se encuentra ahora la sede de la agrupación vecinal.

El colegio forma parte del imaginario colectivo del entorno del Camí Fondo. Esta zona albergaba antiguamente a labradores que se dedicaban a la plantación de frutales. La gente »xarcullaba» en las acequias -consistía en retirar el barro de su interior-. Ferrara es presidente de la asociación desde el año 2000. Reside en una alqueria desde 1995 pero conoce la Marjaleria desde bien pequeño ya que sus padres disponían de unos terrenos.

El camí Fondo se extiende desde Entrilles a los accesos al puerto. Antaño, la Marjaleria se dividía en dos partes; una, entre el camí Entrilles y el Grau y estaba formada por marjal y tierras de «saó», y una segunda, entre Entrilles y el río Seco, contaba también con unos arrozales que a posteriori fueron desecados. El camí Fondo integraba de la primera. Ferrara evoca que cuando era niño se bañaba en las acequias y recogía «gambetas» y que había «infinidad de ranas». Del campo se podía vivir entonces, añade el dirigente vecinal, que resalta que de muy de pequeño llegó a conocer la siembra de algodón, un cultivo que luego, agrega, se cambió por perales.

El camí Fondo conserva esas raíces primigenias de un humedal. Esta zona, subraya nuestro guía, estuvo menos expuesta al «boom» de nuevas construcciones. Mantiene vegetación y fauna propias de una marjal. En un paseo por los alrededores encontramos especies como garzas reales o patos. El representante vecinal indica que a las acequias ha regresado un pez autóctono como el samaruc. Perviven árboles frutales y, para sorpresa de Ferrara, empiezan a plantarse especies de secano como el olivar, del que se destaca su resistencia. «Quien iba decir que en tierra de saó se iban a plantar olivares», asevera Ferrara.

En el itinerario reivindica la necesidad de cambiar de lugar una pasarela situada en la acequia Entrilles, entre los entradores de la Cadernera y del Bomboí, ya que la actual está situada en altura y no está adaptada a las personas con movilidad reducida. Propone por ello ubicarla a ras de suelo.

Entre otros objetivos, la asociación realiza visitas a los caminos para detectar que las acequias estén limpias de especies invasoras como el Jacinto de Agua. También ha llevado a cabo una campaña para erradicar la tortuga de Florida, que impide la reproducción de distintas especies como la tortuga autóctona.

La organización estudia con el ayuntamiento la puesta en marcha de rutas por el entorno de la Marjaleria. Esta zona es uno de los principales ecosistemas verdes de la ciudad. Su rica fauna y flora, resalta, lo hace un lugar interesante para proyectarse como punto turístico. Para los itinerarios sólo haría falta, añade, un mínimo gasto en adecentamiento.

Oposición a los accesos

La asociación, remarca el presidente, se constituyó en 2000 para oponerse a la construcción de unos accesos por carretera al puerto de Castelló, que finalmente se ejecutaron. Los vecinos consideraron que no tenía sentido hacer esta infraestructura cuando la expansión en el puerto, remarca, se había previsto en el sur. «Se trata de una barrera entre Castelló y el Grau», denuncia. También asevera que hasta que no nació la asociación «el camí Fondo no existía». Gracias a la presión, abunda, los residentes consiguieron alumbrado eléctrico, asfaltados de calles y la instalación de varios puntos de reciclaje. Este camino, sostiene, es un lugar de paso de escolares. La asociación vecinal es un ejemplo de dinamismo. Su sede acoge una biblioteca. El 3 de junio ha programado una charla en La Marina del Grau, sobre «el origen de los nombres de la marjal».