«He traído a mi hija a estudiar a este país amigo... y me la llevo muerta». Este testimonio todavía conmueve al escucharlo casi un año y medio después de que un autobús de estudiantes Erasmus invadiera el carril contrario y colisionara contra un vehículo en la AP-7 a la altura del municipio de Freginals (Tarragona), la madrugada del 20 de marzo de 2016. Los estudiantes regresaban a Barcelona tras visitar las Fallas en València y en el accidente fallecieron trece estudiantes de diversas nacionalidades.

El testimonio que encabeza este artículo corresponde al padre de Serena Sarracino. Una joven de 23 años, originaria de Turín (Italia) y que estudiaba cuatro de Farmacia en la Universidad de Barcelona mediante una beca Erasmus.

Tras el suceso, tanto la UB como la Università degli Studici di Torino realizaron sendos homenajes a la estudiante. Incluso el consistorio de la localidad del accidente instaló un monolito en recuerdo a Les tretze roses de Freginals, en cuya inauguración participaron muchos de los familiares de los fallecidos, incluidos los padres de Serena.

No obstante, los homenajes empezaron antes y se suceden regularmente en Facebook. El perfil de Serena se mantiene congelado en la red social con una última publicación del 17 de marzo de 2016. Tres días antes de su fallecimiento. Sus familiares decidieron aceptar la posibilidad de que su perfil se convirtiera en un memorial para Serena en el que permanecen sus amistades, sus fotografías, sus datos y sus publicaciones.

Facebook informó a principios de 2017 que contaba a cierre de 2016 con 1.860 millones de perfiles. No todos son perfiles personales y algunos están duplicados o son falsos, pero la cifra la convierte en la red social más extensa del mundo. Respecto a las personas que fallecen, la red social activó dos posibilidades, que consiste en el legado y el memorial.

En el primer caso, la página ofrece la posibilidad a los actuales usuarios de decidir qué va a ser de su actual perfil. En la configuración se puede decidir que al fallecer, el perfil sea eliminado. Pero también se puede designar un «contacto de legado».

En este caso, Facebook contactará con ella en caso de fallecer. Esta persona no podrá entrar en el perfil, pero tiene la posibilidad de fijar publicaciones, actualizar la foto o responder a solicitudes de amistad de personas que no estuvieran en la red social cuando falleció.

El contacto de legado no podrá, no obstante, eliminar publicaciones, fotografías o páginas compartidas ni leer los mensajes, aunque la empresa deja abierta la posibilidad de añadir nuevas funciones en un futuro.

Respecto a los perfiles conmemorativos, Facebook los define como «un lugar para que amigos y familiares se reúnan y compartan recuerdos de un ser querido que haya fallecido». En este perfil, aparece un distintivo que indica que la cuenta es «en memoria» y el contenido compartido por el usuario puede ser visto y compartido por otros usuarios, en función de la configuración de privacidad.

Por otro lado, si una persona cercana ha fallecido y algún familiar o allegado quiere eliminar su cuenta, Facebook adquiere un matiz administrativo. La red social solicita credenciales de identidad al interesado, así como demanda documentación justificativa tanto del óbito como de la representatividad de la persona en relación al fallecido. La empresa pide desde poderes notariales, hasta testamentos, declaraciones de bienes, certificados de nacimiento, obituarios y esquela con el fin de verificar el fallecimiento y la relación.

En cualquier caso, sigue habiendo infinidad de perfiles (Facebook no tiene datos) de personas fallecidas cuyo muro se mantiene en el mismo estado que antes del fallecimiento y en el que los allegados le recuerdan, dejan mensajes o apuntan en su muro hechos sucedidos tras el óbito de la persona en concreto.