Los males que arrastra desde hace años la iglesia fortaleza de San Miguel en Canet lo Roig ha motivado que la alcaldesa, María Ángeles Pallarés (PP), haya salido a denunciar lo que ahora considera «desidia» de las entidades competentes. «Estamos dejados de la mano de Dios, dijo Pallarés, quien apuntó que «los vecinos asisten impotentes a la irremisible pérdida y decadencia de una sus joyas arquitectónicas más preciadas y emblemáticas». Todo ello, «sin que los estamentos públicos y religiosos competentes hagan nada por evitarlo», apuntó.

El templo precisa una actuación integral, por lo que la alcaldesa insta a los estamentos competentes a aplicar medidas urgentes para evitar la peligrosidad. En el año 2000 se realizó una remodelación parcial de la cúpula y, desde entonces, no se ha invertido un solo euro, pero no estamos hablando de acometer esa reforma integral que, evidentemente, necesita, sino, al menos, de acabar con el peligro que supone, para vecinos y visitantes, pasar junto a la iglesia». La iglesia «pertenece a la diócesis de Tortosa y el ayuntamiento no puede ni quiere asumir una intervención que no le compete, pero haremos cuanto esté en nuestra mano para asegurar la integridad de las personas».