La tirante relación entre el presidente del Castellón y su plantilla ha vivido esta semana un nuevo foco de conflicto que ensucia la previa del partido de ida de la segunda eliminatoria de la fase de ascenso. En este caso, el incumplimiento de las promesas de pago fue el desencadenante de las hostilidades. David Cruz ha llegado a reprochar a sus jugadores tanto las denuncias ante la AFE como el apoyo en redes sociales a las diferentes medidas de protesta de los aficionados.

Como ocurriera en temporadas pasadas, las fricciones entre el presidente Cruz y el vestuario albinegro han sido frecuentes. Esta temporada ha acumulado hasta cinco meses de impagos, un hecho que llevó a la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE) a realizar un préstamo de tres nóminas a la plantilla. Los jugadores se mostraron dispuestos a colaborar incluso en el control de las taquillas de los últimos partidos en el estadio, y a atemperar los ánimos para centrarse en el objetivo deportivo de la temporada. Pese a los problemas y los impagos, el Castellón entró en play-off y superó la primera eliminatoria. Pese a todo, saldrá mañana a competir con la Peña Sport.

A falta de una mayoría beligerante, Cruz evitó rebeliones a bordo. La última, la de noviembre, no evitó el despido de los jugadores Arturo Navarro, Borja Gracia y Alberto Ramos, y terminó costando el puesto del entrenador Frank Castelló el 31 de diciembre. Todos esos despidos han sido declarados improcedentes y no hacen sino agravar la delicada situación económica del club.

Entre los múltiples impagos que acumula la entidad que preside David Cruz se encuentran los retrasos en las nóminas de los jugadores, molestos tanto con las formas como con el fondo de la cuestión. El presidente, que adeuda entre cuatro o cinco meses dependiendo de los casos, había prometido pagar dos mensualidades durante esta semana. Finalmente solo pagó una, levantando sospechas respecto al destino de la recaudación del partido contra el Poblense. Pese a ello encontró excusas a mano. Lleva tiempo recriminando la decisión de muchos de los jugadores de denunciar los impagos ante la AFE, y echó en cara a algunos, de manera vehemente, haber apoyado a los aficionados en las diferentes medidas de protesta críticas con el propio Cruz.

La rutina convulsa

Este conflicto con los jugadores es uno más de los que definen la convulsa rutina del Castellón en la presente temporada. Ni el director general (Matías Martínez) ni la responsable de marketing y comunicación (Carlota Aparici) duraron más de un puñado de meses tras su incorporación estival. Cruz ha tenido problemas en lo grueso y en lo fino. Solicitó una demora a Hacienda para no pagar las mensualidades acordadas en el convenio, y tampoco ha cubierto su parte proporcional en la ampliación de capital convocada. Por el camino le dimitieron varios consejeros, le denunció la asociación de accionistas Sentimiento Albinegro, y perdió el crédito ante sectores como proveedores y fútbol base. Tampoco, cabe recordar, ha pagado a José Manuel García Osuna por el club, ni ha sido capaz de alcanzar un acuerdo con el ayuntamiento para renovar el convenio que regula el uso del estadio municipal Castalia.