Los militantes del Partido Popular de Castelló ratificarán en el XIV Congreso Provincial que se celebra durante la mañana de este sábado en Peñíscola la candidatura de Miguel Barrachina a la presidencia del partido, en sustitución de Javier Moliner, tras su sorpresiva renuncia del pasado mes de abril y su salida progresiva de la vida política.

El liderazgo de Barrachina abre de esta manera un escenario inédito en el PP provincial tras 26 años de rudo amarre de las riendas del partido desde la presidencia de la Diputación de Castelló.

La anterior situación de interregno se dio con la adscripción de Javier Moliner como presidente adjunto del PP en 2009, al anunciar Carlos Fabra que no seguiría en el cargo tras las municipales de 2011. Aunque cabe apuntar que en aquella ocasión Moliner ejercía de delfín de un líder en la rampa de salida y ahora el escenario es completamente diferente.

En la actual situación, Moliner representa una presidencia interina en la diputación que necesitará de un candidato visible y reconocible en 2019. Barrachina ha asegurado en todas sus comparecencias públicas que, por ahora, «no soy necesario en la diputación» y asegura que es de más utilidad para la provincia su portavocía de Fomento en el Congreso.

En este sentido, los tiempos políticos de las legislaturas se cruzan y para cuando haya elecciones municipales, al nuevo líder del PP aún le restará más de un año en el Congreso (si no hay adelanto electoral). Cabe apuntar que en el caso de que Moliner no agotara el mandato, Barrachina no podría acceder a la presidencia al haber renunciado en diciembre de 2015, dentro de esta misma legislatura.

Por otro lado, todo hace indicar que la consecuencia del carácter municipalista que Barrachina ha querido imprimir al partido es que los miembros de su ejecutiva presentados este jueves sean candidatos en sus respectivos municipios. Marta Barrachina en Vall d'Alba, Luis Martínez en Almassora, Elena Vicente-Ruiz en la Vall d'Uixó, Andrés Martínez en Peñíscola y posiblemente Esther Felip en Nules. Ahora bien, restarían dos puestos para tres candidatos que se resolverán en cadena en otoño de 2018.

El nuevo presidente del PP se deshizo en elogios hacia Begoña Carrasco, portavoz del Ayuntamiento de Castelló, pero evitó ratificar su candidatura a la alcaldía y dejó su posible elección a cargo de la junta local de Castelló. En esa rampa de salida también se sitúa Vicent Sales, actual vicepresidente de la diputación y cuya ubicación futura depende del juego de sillas entre Barrachina, Carrasco y el propio Sales y la candidaturas a la alcaldía de Castelló y a la presidencia de la diputación, respectivamente.

De momento, la estrategia de Barrachina pasa por no pisar el espacio de Moliner, proyectar la imagen de que gracias a sus influencias el gobierno del PP invierte en Castelló y transmitir el concepto de que por un lado el Consell «margina» a la provincia y, por otro, de que los gobiernos de izquierdas no han sido útiles a la ciudadanía tras 20 años en la oposición.

Para ello, le sirve al nuevo presidente del PP la interinidad de Moliner en la diputación, su propia posición de portavoz de Fomento en el Congreso en unos meses determinantes para las infraestructuras de la provincia, y la débil posición de unos portavoces locales y autonómicos no ratificados, los cuales pueden quemar sus naves con una oposición histriónica, dado que sus candidaturas pueden estar en entredicho cuando llegue el tiempo de elaborar las listas. Con todo esto, el PP afronta desde este sábado un cambio en la cúpula generado por la renuncia de Moliner con una mínima renovación en la base.