La Diputación de Castelló cerró el pasado año demostrando su salud financiera al situar su deuda vida en 59,1 millones de euros, lo que supone un 27,5% sobre los recursos ordinarios cuando el límite legal de las administración se sitúa en el 110%.

Esto le ha permitido liberar más recursos para destinarlos íntegramente en mejorar servicios para todos los ayuntamientos, como se ha demostrado en los 12,34 millones de euros ya en marcha del Plan Castelló 135.

Una mejora en la situación de las arcas provinciales que ha permitido a la diputación reducir en un 37% sus Gastos Financieros después de acometer la amortización de 14,3 millones de euros y pasar en un año de los 73,5 millones a los 59,2 millones en un solo año.

Se trata de una realidad económica que a juicio del diputado de Hacienda, Salvador Aguilella, demuestra «la capacidad en la gestión instaurada por Moliner desde su llegada a la diputación en 2011». Así, Aguilella destacó que el presupuesto de 2016 y las entidades que consolidan su contabilidad con la administración provincial «se ha cerrado con cifras más que positivas en todos los aspectos», cumpliendo el objetivo de estabilidad presupuestaria al igual que el techo de gasto, inferior al límite marcado por el Ministerio de Economía en 543.572 euros.

El diputado subrayó que las cuentas provinciales demuestran que se está cumpliendo todos los ejercicios con la estabilidad presupuestaria, no gastando más de lo que ingresa, «y destinando de este modo todos los recursos de la diputación a las necesidades de los pueblos y los vecinos de toda la provincia».

De hecho, las directrices marcadas en materia económica por el presidente de la diputación se reflejan en el nivel de saneamiento que alcanzan las cuentas provinciales con una deuda cifrada en 59,1 millones, muy lejos de los 140 millones de 2011. Este descenso en la deuda supone una reducción de casi el 60% en poco más de un lustro de gestión respecto a anteriores gobiernos.