lVillarreal lo ha vuelto a intentar en esa aventura que de tanto en tanto afronta, digo de la búsqueda y casi siempre encuentro de una perita en dulce, esta vez de nacionalidad turca, con apenas veinte años de edad, más o menos la misma cantidad de goles con que años de vida cuenta su biografía. Los veinte logrados el año pasado los consiguió en la liga holandesa, vaya usted a saber por qué está considerada por los periodistas españoles con pedigrí madrileño como una liga menor. Ya me agradaría saber cómo considerarían los demás a la Liga española de no contar con el Barça y el Real.

Recordaré, porque es pertinente, que la selección de ese país se enfrentó a la selección española en una final del mundo, mundial, que ganaron los españoles porque allí jugaba un chico llamado Iniesta, que se ocupó de meterla. Quiero decir que la liga holandesa, tan poquita cosa no debe ser.

Los directivos del Villarreal, además, han venido insistiendo desde que terminó la Liga con el quinto puesto en la butxaca, lo que le concede un puesto entre los cabezas de serie para disputar la Liga Europa. Han venido insistiendo, decía, con otro fichaje, que va entre comillas, puesto que se trata del hispano-ruso Cheryshev, por lo que nos cuentan ya recuperado de su larga y penosa lesión, lo que de confirmarse quedaría resuelto el ataque amarillo con Soldado y Bakambu, más Sansone y el recién incorporado Ünal, quedando para la segunda línea Soriano, Castillejo, Cherysehv, Bruno, Trigueros, Jonathan dos Santos, Rodrigo y Suárez, ocho profesionales para cuatro puestos, todos ellos de un talento más que reconocido, capaces de afrontar las tres competiciones a las que hay que concurrir. Para completar el sistema defensivo, contará el submarino con Mario y Rukavina, más J aume Costa y el recuperado Marín, mientras la ausencia de Musacchio está ya suplida por el portugués Rubén Semedo para acompañar a Víctor Ruiz, con Bonera y Álvaro en la recámara.

Queda la recuperación de un portero monumental y hablo de Asenjo, un portero que sencillamente gana partidos él solo con una, dos, tres y hasta cuatro paradas decisivas de cara al marcador. Como no hay mal que por bien no venga, la nueva lesión de Asenjo propició la entrada a la titularidad de Fernández que, para los aficionados en general, era una incógnita, independientemente de que los técnicos del Villarreal tuvieran la seguridad de que la apuesta por Fernández era muy sólida, como el portero murciano se ocupó de demostrar. Dada su condición de cedido en su meollo contractual, es menester intentar en lo posible y lo imposible, que Fernández quede incorporado en calidad de uno más, con sus virtudes y defectos, siempre aquellas más que estos.

La plantilla del Villarreal apunta alto, hay figuras de altísimo nivel, entre grandes y contrastados profesionales, capaces, sí, capaces, de afrontar las tres competiciones y hacerlo con altas posibilidades, a condición de que compitan desde el compromiso debido. El entrenador y su cuerpo técnico tienen el deber de hacerlo posible, dispondrán de una plantilla exquisitamente diseñada para alcanzar una temporada histórica y no van a valer pretextos ni armas al hombro. El club, con su dedicación, con su esfuerzo y su formidable capacidad para sacar petróleo de donde no lo hay, merecen el respeto de su masa social y la respuesta de sus profesionales que deben intentar, partido a partido, alcanzar el título que falta a este clube de pueblo, considerado ya modelo de organización.

Que se le reconozca o no por parte de los estamentos oficiales es solo una cuestión de altura de miras, también para el colegio arbitral, que tiene todo el derecho del mundo a equivocarse, en tan difícil como decisiva tarea. También para los trencillas es el fútbol un deporte antes que cualquier otra cosa y desde esa perspectiva tenemos derecho a exigirles deportividad antes que cualquier otra consideración. El color de la camiseta ha de servir solo para distinguir a un equipo de otro, independientemente de los nombres de los profesionales que la visten. Y una última consideración: el respeto ha de ser igual para todos, porque todos son igualmente merecedores de la consideración debida como profesionales que son.

En suma, reconozcamos el penúltimo esfuerzo por ampliar el Estadio de la Cerámica en unos miles de espectadores privilegiados más, resultado de hacer de la necesidad, virtud. Un prodigio de imaginación para poner punto y final a lo que en nada será el nuevo y flamante estadio.