Debió ser a principios de octubre. Como mucho, finales de septiembre. Es seguro que la temporada regular ACB no había comenzado. Sucedió durante la clásica conversación informal -con la grabadora apagada- previa al inicio de la competición en la que el periodista busca titulares relativos a objetivos y exigencias. ¿Clasificación para Euroliga? ¿Ganar la Eurocup? ¿Acabar la liga entre los cuatros primeros? Es una liturgia que repetimos machaconamente cada año cuando la pelota anaranjada se pone a volar. Un ritual iniciático que, para qué engañarles, rara vez tiene premio.

Los ejecutivos de los clubes como Valencia Basket tienden al conservadurismo cuando se trata de aventurar qué va a ocurrir. Casi siempre aluden a las estrecheces económicas, las dificultades del mercado y las limitaciones -reales- que entraña no disputar la máxima competición continental. Claro que también hay excepciones. Días en los que quienes deciden fichajes, cincos iniciales y presupuestos para gastos de plantilla se despojan del corsé y el oficialismo. Esos días son inolvidables.

La frase se me quedó grabada en la azotea porque viniendo de quien venía, era toda una declaración de intenciones. Un bombazo en toda regla que nunca vio la luz por aquello de respetar el primer mandamiento de los off the record.

Ahora que han pasado los meses y el tiempo ha dado la razón a Chechu Mulero, espero que el director deportivo de Valencia Basket entienda que escriba esta columna. Porque Mulero, poco dado a efectismos y postureos, siempre prudente en el plano privado y en la escena pública, lo tenía muy claro antes del inicio de la temporada regular.

Al preguntarle por la plantilla que acababa de confeccionar -en estrecha colaboración con el primer entrenador-, no titubeó ni un segundo. «Tenemos un equipo que, si funciona como bloque, puede ganar la ACB. Eso sí, como las piezas no encajen, es posible que no juguemos ni los playoffs». Afortunadamente, el trabajo de Pedro Martínez y su cuerpo técnico han posibilitado que se cumpla la primera de las previsiones.

El domingo, instantes después de la conclusión del segundo de la serie en el WiZink Center de Madrid, recordaba la frase de Chechu con una sonrisa de oreja a oreja. Valencia Basket, un bloque talentoso, currante y solidario, ha superado con creces a la plantilla más cara de la liga en los dos primeros partidos de la final y está a dos victorias de ser campeón de la ACB. Cuánto saben los que saben de verdad.