Histórico ascenso del Roda. En tres años de Segunda Regional a Tercera División. Por primera vez en su historia el conjunto gualdinegro de Mauricio Casas y José Gregorio Bollado jugará en categoría nacional tras remontar ayer la eliminatoria contra el Atzeneta, en el campo El Regit, en la comarca valenciana de La Vall d´Albaida. El encuentro no pudo empezar peor, con gol ´taronja´ al tercer minuto de encuentro, epero antes del descanso los vila-realenses ya tenían la eliminatoria resuelto y el ascenso prácticamente en el bolsillo con el 1-3 que campeó en lo alto del marcador, pero se complicó en la recta final con el 3-3 final.

Había dudas tras lo visto en el Mini Estadi, pero ayer quedaron disipadas. El equipo gualdinegro tiró de la casta, de la garra y también el oficio que tiene la plantilla, con futbolistas que marcan la diferencia. A todo ello, esa eficacia goleadora que tanto se echó en falta en los anteriores partidos (a excepción de la goleada ante el Ribarroja, 5-0), ayer hizo acto de presencia y a base de goles se empezó a fraguar ese ascenso que tanto anhelaba el equipo.

La virtud que tuvo el Roda es empezó el partido por detrás en la eliminatoria, por el 1-1 que se dio siete días antes en el Mini Estadi, y llegó al descanso con el ascenso encarrilado. Con un 1-3 que dejaba el ascenso visto para sentencia. Aparecieron los cracks, Luismi Loro y Xisco Nadal, que habían estado medio desaparecidos en esta fase de ascenso. En un abrir y cerrar de ojos del 1-0 se pasó al 1-3.

Con el partido visto para sentencia, los dos equipos empezaron a pedir a gritos el final. Los 35 grados empezaron a pesar como una losa, y también a la grada que poco a poco enmudeció. Y sólo despertó en el minuto 70 cuando Lucas Bou marcó un tremendo gol tras un zambombazo espectacular. Veinte minutos por delante y al Atzeneta le faltaban dos goles. Y tuvieron el 3-3 en dos ocasiones. Los ´taronja´ se crecieron y merodearon la portería vila-realense. Fue un monólogo final el último cuarto de hora. Con el 3-3 de Canari en propia portería el partido cobró una emoción indescriptible. «Sí se puede», se gritaba desde la grada local.