Las obras de ampliación del Estadio de la Cerámica en Vila-real han comenzado. El presidente, Fernando Roig, ha solicitado que las dos primeras jornadas del campeonato de Liga las dispute el Villarreal como visitante con el fin de disponer de quince días añadidos que le permitan jugar el primer partido en casa con la ampliación resuelta. Sea como fuere, e independientemente del aumento de localidades a disponer, con la ampliación y la remodelación del Estadio de la Cerámica, por dentro y por fuera, redondeará un aspecto particularmente vistoso. Pero hay más.

La ampliación afecta a la tribuna principal, que ha sido rebautizada como «Super Tribuna», dotada de localidades mucho más cómodas, contará con la instalación de monitores destinados a ofrecer la contemplación televisada de aquellas jugadas más o menos confusas que se dan en todos los partidos y dispondrá de un espacio para ofrecer un catering, supuestamente durante el descanso de los partidos.

Nada que ver, en principio, con los palcos de los grandes-grandes, donde se encuentran y ponen en común conversaciones y negocios entre VIP's, pero una cierta ocasión para una vida social fructífera no debería descartarse. Todo es posible o al menos puede suceder, salvadas todas las distancias y por falta de imaginación no será. «Nos vemos en el Estadio de la Cerámica». La «Super Tribuna» estará dotada también de ascensores para la mayor comodidad en el acceso y desocupación del estadio. Ya puestos, aprovecharemos la oportunidad para rogar al disponga poner la tilde sobre la primera á del gran letrero del frontis y siempre que aparezca en cualquier parte el nombre del estadio. Cerámica, acentuada, por favor, incluso cuando el nombre se escriba con mayúsculas.

Alguien, con el sentido del humor fino, que los hay, resuelta la ampliación del estadio y con la elegante y amarilla cara lavada, debería invitar, con todo pagado, a una visita al Estadio a aquella figura internacional y del Real Madrid, llamada Guti, para que contemplara lo que habían dado de sí los paletos pobladores de esta ciudad y sus instalaciones futboleras.

El Villarreal, señoras y señores, se nos ha hecho grande por dentro y por fuera. El club, con el equipo y su estadio, son asimismo considerados grandes incluso en su modestia. Hay que comerse un gran trecho en kilómetros para encontrar algo parecido. Aquella idea de un club de sube y baja -una temporada en Primera, descenso y vuelta a empezar ha fenecido (crucemos los dedos) gracias a una organización profesionalmente impecable, hija de un proyecto sorprendente, que traía bajo el brazo Fernando Roig Alfonso cuando aceptó el reto de llevar al Vila-real a Primera División, lo que sonó a bravata para los incrédulos, que éramos los más. Llegados a este punto. Establezcamos diferencias.

Cuando llegó Fernando Roig al Villarreal sabíamos que era un empresario, hijo y hermano de empresarios, valenciano de Poble Nou y en sus tiempos libres seguidor primero y algo más después, del basket valenciano. Era una biografía interesante que no todos supieron leer. Los listillos, siempre los hay, se inventaron una leyenda urbana que no era del todo inverosímil, si bien malintencionada. Decía la leyenda: Fernando Roig es un aficionado a los deportes, también al fútbol además del basket, a cuyo equipo de València está ligado: su hermano mayor ha sido presidente del Valencia CF y a eso aspira también Fernando, que supuestamente habría llegado hasta el Villarreal para curtirse en la presidencia del clube de la Plana para, una vez conocidos los entresijos del fútbol profesional, asaltar la presidencia del Valencia. Hasta aquí, la leyenda. Los hechos y a la vista está, desmintieron aquel supuesto caramelo envenenado.

Cuando veinte años después el Villarreal es un equipo de Primera, por la intención, la perseverancia, el proyecto y el talento, nos encontramos también, con la «sorpresa» de la remodelación andando el tiempo de un Estadio de la Cerámica ciertamente envidiado por todos cuantos se habían permitido el lujo de pronosticar un Villarreal de ida y vuelta. Y ya ustedes me entienden.

Como siempre y como en todo, la moneda tiene dos caras y están a la vista. Otros equipos, considerados grandes, han ido a parar a manos extrañas, sin que ahora mismo podamos entender esa serie de ataques de pasión futbolera, aterrizadas sobre el corazón de multimillonarios allende los mares. Es la diferencia. Tal vez sean ellos quienes carguen con las viandas del banquete más o menos pantagruélico, pero la sal, esa pizca que multiplica el sabor apetecido desde que el mundo es mundo, la ponemos nosotros. La ciudad que da nombre al club está ya instalada en el mundo y todo eso es el resultado de un proyecto minuciosamente programado y exquisitamente resuelto.