El portavoz de la Junta Local de Cofradías y Hermandades de Castelló, Ximo Borrás, apostó ayer por no vetar, a priori, a ningún paso ni a ninguna entidad en la procesión del Santo Entierro en Castelló, que se celebra en Viernes Santo.

Borrás informó a este respecto que la junta había acordado en una reunión reciente abrir la revisión sobre las propuestas para tratar de mejorar y de dar más repercusión a la Semana Santa Castellonense.

En esa reunión, indicó el portavoz de la junta, se estableció que las cofradías estudiarían propuestas de desarrollo y participación de las distintas procesiones.

Según informó este jueves Levante de Castelló alguna de esas propuestas se basaba en devolverle la solemnidad a la procesión del Santo Entierro, que en los últimos años y a juicio de algunos círculos del clero castellonense habría tomado una deriva que se aparta de las tradiciones más singulares.

En concreto, está en duda la participación de distintos colectivos, como amigos de los legionarios, collas de dolçainers, tambores y cantos gregorianos., que encontrarían su espacio para participar de las celebraciones religiosas en una procesión del Viernes Santo.

A este respecto, el portavoz de la Junta de Cofradías, Ximo Borrás indicó que en un principio no comulga con la idea de vetar a nadie de la participación en las procesiones, aunque insistió en que el proceso está ahora en estudio y que la junta, como entidad organizadora de la Semana Santa, tomará una decisión al respecto el próximo octubre.

La Junta de Cofradías y Hermandades de Castelló se creó hace dos años para dar un nuevo impulso a la Semana Santa de Castelló y que tuviera mayor repercusión entre los castellonenses.

De hecho, desde la entidad se ha promovido en estos dos ejercicios un ejercicio de conocimiento de las celebraciones religiosas, así como diversos actos encaminados a difundir el evento.

Polémica en Viernes Santo

La procesión del Santo Entierro que se desarrolla en Viernes Santo estuvo rodeada este año de polémica por las arengas de corte fascista que profirió el capataz de la cofradía de la Magdalena y que condenaron tanto los responsables municipales como los eclesiásticos, aunque con dilación en el tiempo y con diferente intensidad. De hecho, el ayuntamiento en pleno acabó aprobando una declaración institucional que condenaba las arengas y instaba a respetar la legislación actual.