Casi seis horas de pleno dejan noqueado al más pintado. El del pasado jueves fue como ir a una sesión continua de cine de autor kazajo sin subtítulos: incomprensible. Porque uno piensa que después de 360 minutos de debate, que fueron tumbando uno tras otro a los periodistas presentes menos a la superviviente Paula Varella, los cinco grupos presentes habrían sacado adelanto proyectos y más proyectos en beneficio de la ciudad. Pero no se engañen, las sesiones plenarias suelen ser una ensalada de proposiciones abstractas, de facturas sin el procedimiento adecuado y de mociones de cara a la foto.

A Vicente Vidal, portavoz de Ciudadanos, le gustan mucho los focos, y eso que llevaba un par de plenos tranquilo. Su problema, el de su partido, es que hacen la política del postureo: presentan dos trillones de mociones para hacer ver que se preocupan por la paz en el mundo, pero suelen ser de escaso recorrido municipal. Una de las últimas, dar el nombre de Ignacio Echeverría, el español fallecido en el reciente atentado de Londres, a la pista de 'skate' junto al Pont de Ferro. Ya estaban viendo el titular: qué patriotas y sensibles son estos de Ciudadanos. Pero uno se pregunta por el sentido de esta moción en la capital de la Plana, algo que sí lo tiene en Las Rozas, ciudad natal del 'héroe del monopatín'.

Pero la formación naranja quiere aprovechar el tirón por todo el país para figurar. Así se lo dijo a la cara el portavoz de Castelló en Moviment, Xavi del Señor, quien les acusó de oportunismo y mal gusto. Y fue aquí cuando Vidal se convirtió en el increíble Hulk, quitándole la palabra a su propio compañero de partido, José Antonio Zamora, para acusar a Del señor de bolivariano, de defender democracias caribeñas, de ser marxista, comunista... Vamos, de ser Belcebú.

Pero, por mucho que le pese, no fue más que el personaje secundario de esta película de autor. El protagonista del pleno del jueves fue Xavi del Señor, que optaba al Oscar al mejor guión y se quedó en la lista de nominados. Castelló en Moviment se lo había trabajado bien, como en otros tantos plenos, sabedores que tienen cogidos por... los votos a PSPV y Compromís. La pieza era golosa, nada menos que una modificación de créditos de 14,2 millones de euros -el 10 por ciento del presupuesto municipal- que imploraba el gobierno local para sacar adelante algunos proyectos, como la adquisición definitiva de los terrenos del viejo Tetuán XIV.

CseM lo tenía claro. Era otra ocasión fantástica para llevar al límite a sus socios del Pacte del Grau y para demostrar que los que mandan desde la oposición son ellos. Y razón no les falta, porque son sin duda imprescindibles para aplicar las políticas de progreso que defienden PSPV y Compromís.

CseM tiene una meta que nadie discute: acabar con los desahucios y conseguir viviendas sociales para acabar con la posibilidad de que haya gente que se quede sin casa. Dudo de que ningún vecino esté en contra de tan importante reto, pero el problema que tiene la formación asamblearia es que se creen dueños de este deseo.

Su plan era perfecto: votarían a favor de la modificación de créditos si el equipo de gobierno presentaba ya totalmente elaboradas las bases para regular la bolsa de viviendas sociales. Sus socios de gobierno explicaron que las bases no llegaban a tiempo y CseM les instó a aplazar el debate de los 14,2 millones a otro pleno, algo que rechazaron PSPV y Compromís pese al riesgo de perder la votación.

CseM ya tenía preparado pues otro puñetazo al mentón del bipartito, pero el gancho se lo llevó Del Señor cuando descubrió el pacto 'in extremis' con el PP para sacar adelante el punto en cuestión. Y, por mucho que Del Señor hable de «pacto de trileros», se trata de 'negociación política', la misma que intentó él, que solo ha conllevado incluir enmiendas de calado social, nada grave para el ayuntamiento.

Habría que recordarle a Castelló en Moviment las veces que han votado igual que el PP, como en el año 2015, cuando con su postura bloquearon una rebaja fiscal para 2016. Pero es el juego político. También se podría pensar que lo que para CseM es negociación, para otros puede sonar a chantaje: o me apruebas ya esta bolsa de viviendas o no te doy mi voto.

La burocracia y los deseos van a velocidades distintas, y la formación asamblearia, quizás presionada por querer patrimonializar el tema de la vivienda, debería asumirlo. La alcaldesa pecó por supuesto de imprudente al decir en su momento que con el actual gobierno local se había cerrado el círculo de los desahucios, pero Del Señor y sus compañeros, cuya labor en el ayuntamiento está siendo, no ya notable, sino imprescindible para cambiar muchos vicios, tendrían que bajar el pie del acelerador, asumir los tiempos a veces insoportables de la administración y participar en una película coral con opciones de estatuilla dorada.