F rancisco Martínez Capdevila, salió de la política por la puerta de atrás, pero ha entrado en la lista de políticos corruptos por la puerta grande.

La acusación particular solicita en su escrito de calificación 16 años de prisión 18 años de inhabilitación y 1.500.000 ? en multas para Francisco Martinez Capdevila por los delitos de uso de información privilegiada por autoridad, negociaciones prohibidas a funcionario, fraude administrativo y blanqueo de capitales. Delitos todos estos perpetrados por Martínez durante sus 24 años de alcalde de Vall d'Alba y vicepresidente de la Diputación Provincial siempre a la sombra de Carlos Fabra. El alumno supera al maestro.

El Fiscal no se queda atrás en su calificación, 11 años de prisión, 14 de inhabilitación y 1.5 millones de euros de multa es lo que pide para Martínez. Más de 30 testigos que tendrán que acudir a declarar, entre ellos funcionarios del ayuntamiento de Vall d'Alba, 12 vecinos de nuestro pueblo, empresarios, notarias... Toda una entrada triunfal en el mapa de la corrupción política del PP que parece no tener fin.

Los cientos de informes, actas, documentación fotográfica, registro de la propiedad, etc. aportados por el PSPV de Vall d'Alba a esta causa y las pruebas aportadas por la policía y Guardia Civil y fiscal, servirán para que los jueces dictaminen si el enriquecimiento personal y familiar del ex alcalde es lícito, o como todos sospechamos lo ha conseguido aprovecharse de su posición política y de su nula ética y moral.

"Contra mayores no vayas" nos aconsejaban, "pueden robar todo lo que quieran, aquí nunca pasa nada" afirmaban con resignación nuestros vecinos, "todos haríamos lo mismo en su situación" aseguraban algunos para justificar su apoyo al corrupto. Ni una cosa, ni la otra, y mucho menos la tercera. No conozco ningún alcalde o alcaldesa de esta provincia que herede el patrimonio familiar de sus vecinos, no conozco a ningún alcalde que salga a la calle y de forma espontanea la gente le regale casas y fincas, no conozco a ningún alcalde que acumule más de 30 inmuebles, fincas rusticas y urbanas que equivaldrían a poner juntos 150 estadios de fútbol, empresas y bienes difíciles de cuantificar, y todo esto con un sueldo público conocido de 3.500? al mes. Afortunadamente como Martínez no hay muchos.

Y donde estaban los dirigentes del PP, los alcaldes del PP, los votantes del PP, y algunos periodistas mientras Martínez se enriquecía? Unos compartiendo mesa y mantel con él, otros inaugurando cualquier obra con él, otros recibiéndolo con pleitesia en sus ayuntamientos esperando recibir una subvención, otros ensalzando su gestión y su persona... Todos lo sabían, todos lo veían, muchos se beneficiaron, algunos lo imitaron, pero nadie lo denunció.

Los que teníamos la osadía de enfrentarnos al todopoderoso, hemos sufrido coacciones más o menos veladas, amenazas más o menos directas, hemos sido señalados como radicales que no queríamos el progreso de nuestro pueblo, fuimos los malos de la película. Los concejales del PSPV en el ayuntamiento desde 1991 a 2015 han sido señalados, ellos y sus familias, señalados y estigmatizados por Martínez y su ejercito de acólitos, que no perdonaban la ofensa al gran líder por parte de unos cuantos "rojos" que no se merecían respirar el aire que él respiraba.

Pero afortunadamente Vall d'Alba es mucho más que Francisco Martínez y sus herederos políticos. Los que ahora están en el ayuntamiento son los mismos que aprobaban sin ningún rubor todas y cada una de las recalificaciones de terrenos, obras faraónicas y sobrecostes escandalosos que su alcalde les ponía encima de la mesa. Como el gato chino que levanta el brazo de forma automática, estos concejales levantaban el brazo para aprobar el enriquecimiento de Martínez y después se iban a almorzar satisfechos de sí mismos. Ahora tendrán que enfrentarse a sus vecinos y reconocer que sabían lo que votaban y les daba igual, o que no se enteraban de nada y estaban allí para cobrar, hacerse fotos y comer gratis.

La gente de Vall d'Alba, emprendedora, trabajadora, comprometida y honrada que es la inmensa mayoría, no puede más que avergonzarse de que el nombre de su pueblo esté manchado por este "señor". No lo merecemos, Vall d'Alba no lo merece, pero muchos lo consintieron. Empadronamientos masivos unos meses antes de las elecciones, engaños, intimidaciones, mentiras, todo vale para conseguir lo que él quería, y Francisco Martínez lo quería todo.

En un ejercicio de cinismo vergonzante, la alcaldesa ordenó borrar el nombre de Carlos Fabra de las innumerables placas conmemorativas que ensucian nuestras calles, plazas, rotondas y fachadas, pero el nombre de Francisco Martínez, condenado por corrupción en la depuradora de Borriol, y acusado de corrupción en esta nueva causa, continua grabado en piedra como recordatorio perpetuo de "quién mandaba aquí". En el pleno ordinario de este mes de junio, le hemos presentado una moción para que retire las placas con los nombres de "corruptos condenados", homenajes a delincuentes ni uno, y si ella no se atreve a quitarlas las quitaremos nosotros cuando ganemos las elecciones de 2019.