La Concejalía de Territorio de Vila-real ha abierto un expediente disciplinario a la Fundación Bancaixa, propietaria de la nave industrial en la que hasta hace escasos meses se ubicaba la entidad Cáritas en el número 56 de la calle Senda Pescadores, con el objetivo de garantizar la seguridad del entorno, así como de trabajadores y usuarios, ante una situación de «peligrosidad y ruina».

El concejal del área, Emilio M. Obiol explicó que la intervención afecta a todo el inmueble, con una superficie total de 4.376 metros cuadrados y un volumen de construcción de 22.103 metros cúbicos, en el que, además del albergue se encuentran el almacén y las oficinas del ente, áreas que presentan «graves problemas estructurales, debido a la aluminosis». La Fundación deberá hacerse cargo también de la retirada de 2.465 metros cuadrados de placas onduladas de fibrocemento con amianto, que deberá realizarse siguiendo la directiva de gestión y eliminación establecida.

«El coste total de la obra asciende a 26.210 euros y se espera que antes de finalizar el año esté totalmente ejecutada, ya que dispone de seis meses para su realización», apuntó Obiol, quien remarcó la gravedad de la situación, motivo por el que el Ayuntamiento «ha intervenido, igual que ha hecho en muchos otros casos similares».

Cabe recordar que el alcalde, José Benlloch, anunció recientemente, tras reunirse con responsables de Cáritas, que el consistorio creará un nuevo centro de acogida de transeúntes en el antiguo patronato de la Consolación.

Otras actuaciones

Esta acción no es la única ordenado por le ayuntamiento vila-realense, sino que se suma al mandato de derribar cuatro casas en estado de ruina ubicadas en la calle San Vicente Sanchiz que fue enviado al Banco de Castilla-La Mancha tras los desperfectos en techos y voladizos causados por las últimas lluvias el pasado invierno.

Obiol señaló que pocos ayuntamientos « han derribado tantas instalaciones industriales o espacios por abandono, peligrosidad o ruina» como el de Vila-real y recordó la desaparición de las fábricas Fritta y Azuvi, junto a otros almacenes en la misma zona de influencia, así como en la carretera de Onda o la antigua estación de mercancías de Adif.