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El obispo dice que el vientre de alquiler va en contra de la dignidad de la mujer y del hijo

Para Casimiro López, «lo único verdaderamente responsable desde el punto de vista moral» es «nacer de la procreación entre un hombre y una mujer

El obispo de la diócesis, Casimiro López. carme ripollés

El obispo de la diócesis de Segorbe Castelló, Casimiro López, aseguró ayer que el vientre de alquiler va «en contra de la dignidad de la mujer» y que el niño «debe tener un padre y una madre biológicos y ser fruto de una reproducción sexual». El obispo se expresaba así en un artículo de opinión remitido al haberse presentado en el Parlamento una propuesta de ley para su legalización y regulación. Según las palabras de Casimiro López, «todo nuevo ser humano es siempre un don y una bendición de Dios». «Sin embargo, desde el punto de vista moral, solo es verdaderamente responsable, para con quien ha de nacer, la procreación que es fruto del matrimonio».

Es decir, según el obispo, «el matrimonio entre un hombre y una mujer constituye el contexto auténtico en el que la vida humana debe tener su origen, porque el niño no debe ser producido o fabricado en un laboratorio, sino procreado» y añade que «el ser humano debe tener un padre y una madre biológicos y ser fruto de una reproducción sexual».

En consecuencia, «la fecundación artificial homóloga o heteróloga (con semen de tercera persona) es contraria a la unidad del matrimonio, a la dignidad de los esposos, a la vocación propia de los padres y al derecho de los hijos a ser concebidos y traídos al mundo en el matrimonio y por el matrimonio». «En pocas palabras, para que surja lícitamente una nueva vida humana tiene que ser dentro del matrimonio y como fruto de él en un acto de amor de sus padres», añade el obispo de la diócesis.

Según Casimiro López, la Iglesia «comprende y comparte el dolor de los esposos que no ven cumplido su deseo de paternidad o de maternidad». Sin embargo, para el religioso «el fin no justifica nunca los medios». «Y como explica el Magisterio Pontificio, la fecundación in vitro, es siempre ilícita, como también las así llamadas, técnicas de reproducción asistida en las que se separa el acto conyugal de la fecundación», añade.

Según Casimiro López, en esta materia «debe anteponerse el respeto a la dignidad humana de la mujer y del hijo». «Alquilar o ceder el vientre va en contra de la dignidad de la mujer: instrumentaliza su cuerpo transformándolo en herramienta de producción, contradice el principio de indisponibilidad del cuerpo humano, componente de la dignidad de la persona humana, y conduce a una cosificación de la madre portadora». «El hijo es tratado como una cosa de la que uno puede disponer y donar, lo que ofende a su dignidad; de hecho, la madre portadora se compromete a ceder al hijo que ha gestado; el hijo es tratado no como un sujeto de derecho sino como un objeto de crédito o algo debido por razón de un contrato; las cosas tienen un precio, el ser humano tiene una dignidad», subraya. Y añade que «la práctica de las madres de alquiler destroza además la delicada relación que se establece entre la madre y el hijo durante la gestación».

Para el obispo de la diócesis de Segorbe-Castelló, la ciencia y la técnica genéticas «han abierto un abanico grande de posibilidades en la concepción de seres humanos». Sin embargo, «la ciencia y la técnica son valores ambivalentes: no todo lo técnicamente posible, es moralmente aceptable o legalmente admisible».

«Tampoco es aceptable la maternidad sustitutiva por una errónea concepción de la compasión (llevada a cabo por hermanas, madres u otras familiares o amigas) y sin compensación económica; en todo caso es contraria a la unidad del matrimonio y a la dignidad de la procreación de la persona humana», concluye.

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