La Fiscalía de Castelló solicitó ayer en el juicio oral celebrado en la Audiencia Provincial una pena 28 años y seis meses de prisión para un hombre acusado de seis robos con intimidación, cometidos en establecimientos comerciales de Onda entre julio y diciembre de 2016.

El Ministerio Público considera culpable al acusado de los seis robos, aunque éste solo reconoció ante el juez la comisión del último de los delitos. En este caso, los hechos sucedieron el 23 de diciembre a las 19:30 horas en una tienda de disfraces, tras el que el acusado fue detenido in fraganti.

La Guardia Civil de Onda había montado en la víspera de Nochebuena un dispositivo de vigilancia y seguridad especial debido a las anteriores denuncias registradas en la localidad por robos y también por la mayor afluencia a los comercios. Uno de los agentes observó como se producía el robo, esperó a su salida y detuvo al acusado cuando ya había abandonado la tienda. Este mismo agente, que testificó en la vista y que dirigió las diligencias de investigación de los seis hechos que se juzgaron ayer, devolvió el botín a la dueña de la tienda, que superaba por poco el centenar de euros.

En concreto, esta tienda de disfraces sufrió con estos hechos el cuarto robo en menos de seis meses, hasta el punto que la dueña testificó que había mantenido una pequeña charla con el acusado. «¿Ya estás aquí otra vez?», le comentó al asaltante. A lo que éste respondió: «Sí, pero no vuelvo más porque me voy a mi país». La dueña le contestó con cierta ironía: «¿Sí? Me alegro, ¡porque me das cada susto cuando vienes!».

Cabe apuntar que esta persona describió que el autor de los robos llevaba una sudadera de colores oscuros, con capucha, una bufanda tubular tipo braga y que esgrimió un cuchillo de grandes dimensiones en el primer atraco y una navaja en los otros tres. Los anteriores robos en esta tienda se produjeron el 14 de julio, el 16 de noviembre y el 16 de diciembre, además del citado del 23 de diciembre. En el primero de ellos, se sustrajeron un móvil y una tableta, que no han sido recuperados, y 630 euros. En los otros tres, las cantidades fueron inferiores , hasta el citado centenar de euros que recuperaron los agentes.

Los otros dos robos de los que se le acusa al reo, que está en prisión preventiva desde diciembre y que tiene antecedentes penales por robo con violencia, se produjeron el 2 de agosto de 2016 en una farmacia, de la que se sustrajeron 730 euros, y el 26 de noviembre en una tienda de ultramarinos, donde también se sustrajo una pieza de carne de un congelador de un kilo de peso.

Se da la circunstancia de que en los seis robos el acusado esgrimía un cuchillo o una navaja, vestía sudadera, braga y capucha oscuras, incluso en verano, susurraba al pedir el dinero y conminaba a las víctimas, siempre mujeres, a que se encerraran en el baño para poder iniciar la huida.

Una de las víctimas reconoció «sin ninguna duda» al autor de los robos en la persona del acusado, a pesar de llevar la cara tapada por la prenda oscura a la altura de la nariz y llevar una capucha sobre la cabeza. Por este motivo algunas de ellas no pudieron confirmar con certeza su identidad en el juicio, alegando que «podría ser» el autor cuando el juez les ha invitado a reconocerlo en la vista.

En este punto, la defensa argumentó que las descripciones tomadas por los agentes de la Guardia Civil en el momento de los atracos difieren entre ellas, para concluir con la petición de absolución de su cliente, salvo por el robo reconocido del 23 de diciembre. De hecho, la defensa ha cuestionado las identificaciones en la rueda de reconocimiento ante la Guardia Civil porque, según argumentó la letrada, «mi cliente fue el único que fue vestido expresamente con sudadera y bufanda tubular» para posar ante las testigos y considera que ello «vicia las identificaciones».

El acusado reconoció el último de los robos, por el que fue detenido, y argumentó que había escuchado a diversas personas que se reunían debajo de su casa que «era fácil» robar en la tienda porque la mujer daba el dinero sin problemas. Ello le llevó a cometer el robo para pagar deudas por droga. La Fiscalía solicita, en cambio, 25 años de prisión por 5 delitos de robo con intimidación con el agravante de disfraz y 3 años y 6 meses por un delito de robo con intimidación en grado de tentativa.