Con goles el Villarreal intentó borrar, en su último duelo de pretemporada, las sensaciones contradictorias que ha transmitido durante todo el verano. Bakambu se reencontró con el acierto ofensivo, y los amarillos mostraron un aire más competitivo en la final de consolación del Carranza. Pero como siempre las intermitencias y los errores defensivos dejaron un regusto amargo que hay que desterrar antes del arranque liguero dentro de ocho días.

El Villarreal despachó la primera mitad mejorando la imagen ofrecida ante el Málaga, aunque abundó en los defectos que le han lastrado durante la pretemporada. Con un equipo de circunstancia, perjudicado con el amplio número de bajas y por la necesidad de suplir a Roberto Soldado, Fran Escribá mezcló en un particular cóctel a titulares, hombres de la segunda unidad y jugadores del filial que dieron algo más de mordiente al equipo.

Una cesión atrás de Víctor Ruiz, en el minuto 13, obligó a Barbosa a realizar un despeje desesperado. A punto estuvo de aprovechar la circunstancia el Villarreal para marcar, pero los amarillos solucionaron la papeleta. Eso fue justo cinco minutos antes de que Roberto Soriano se aprovechara de las manos blandas de Cifuentes para marcar. El disparo desde la frontal del italo-alemán se lo comió el guardameta.

El gol relajó las ansiedades del Villarreal que comenzó a combinar con facilidad. Fornals se acercó al tanto con un disparo desde la banda derecha, y daba la impresión de que el 0-2 era cuestión de tiempo. Pero unas manos en el área de Rodri, tras un centro de Brian, condujo a Barral al punto de penalti. El disparo del delantero andaluz se estrelló en la escuadra e impidió el empate.

Pero esa jugada abundaba en la tónica estival del Villarreal. El equipo domina, ofrece tramos de buen juego y construye juego, pero los errores atrás le sitúan al borde del precipicio. De todas formas, los amarillos se rehicieron, guiados por Fornals y Bakambu, casi anotan el segundo un minuto después del penalti marrado.

El Cádiz buscaba dar un paso adelante, pero carecía de profundidad y claridad para alcanzar la meta de Barbosa. Sólo a balón parado, gracias a desajustes defensivos del Villarreal, generaba algo de peligro al submarino.

Sentencia en la segunda parte

Mantuvo Fran Escribá el mismo once en la segunda mitad. El paso de los minutos y el creciente nerviosismo de los locales ayudó a que el Villarreal se acostumbrara a jugar en el campo de los andaluces. Sólo faltaban los tantos para certificar las buenas sensaciones.

Bakambu, obcecado en romper su mal fario estival de cara a gol, perdonó en el primer minuto de la reanudación, tras una asistencia de tacón de Darío Poveda. Cruzó demasiado ante Cifuentes, cuando ya había superado a la defensa gaditana.

La aportación de los hombres del filial, Leo Suárez y Darío Poveda, permitió al franco-congoleño sacarse la espina y sumar un doblete. En el minuto 63, un pase entre líneas del argentino dejó solo a Bakambu ante Cifuentes. A pesar de estar escorado, el delantero amarillo disparo y, con la colaboración del guardameta, metía el balón en la portería. Dos minutos después, una errónea cesión de Mikel Villanueva hacia atrás la aprovechó Darío para alcanzar el área. El pase de la muerte lo convirtió Bakambu en el 0-3.

Desde ahí hasta el final, ritmo de pretemporada. En el Villarreal, llegaron los cambios y se evitaron riesgos innecesarios. Los amarillos echaron el cierre a la pretemporada y esperan aprender de los errores para evitar contratiempos en el arranque de Liga ante el Levante en València.