Miles de vecinos y visitantes se dieron ayer cita en Vila-real para despedir los festejos taurinos de la programación de las fiestas de la Mare de Déu de Gràcia. A pesar de la continua amenaza del cielo, que incluso se tradujo en ligera lluvia a media tarde, las calles de la ciudad presentaron un aspecto inmejorable, especialmente con los dos toros por la vila de la tarde y el embolado de la noche.
Como ha venido siendo una constante a lo largo de toda la semana, cada uno de los actos previstos en la programación se caracterizó por la masiva participación. De esta forma, los más madrugadores pudieron disfrutar a las ocho de la mañana con la Entrada de toros y vacas de la ganadería de Germán Vidal.
Después del pertinente almuerzo, las peñas asumieron el protagonismo con la campaña de reciclaje de vidrio en la calle Josep Ramón Batalla.
El dinar de germanor y el campeonato local de 'bolos serrano' resultaron un excelente aperitivo para uno de los actos fuertes del día: el toro por la vila.
Tanto el astado número 50, de la ganadería de Manuel Caro Andrade y patrocinado por la Comisión de Peñas, como el toro número 8, de Guadalest y pagado por la Junta de Fiestas, hicieron las delicias de los numerosos aficionados a los espectáculos taurinos, que tuvieron el colofón cerca de la medianoche (sobre las 23.30 horas) con el embolado en la citada calle Josep Ramón Batalla.
Hoy, las fiestas en honor a la Mare de Déu de Gràcia llegarán a su fin. La ofrenda floral en la Arciprestal a cargo de la reina y sus damas, el pasacalle de animación y el castillo de fuegos serán los actos más relevantes de la programación.
