El Espanyol, agazapado atrás, aún conectó algún golpe en el primer acto, pero en la reanudación se dedicó a apretar los dientes, encerrarse atrás y buscar una contra que definiera el partido. Su recompensa fue un punto que siempre suma. Por su parte, el submarino se marchó con la sensación de haber sido estafado. Los buenos deberían ganar siempre, pero la vida no se escribe así.

Se marchó el primer tiempo en un continuo toma y daca, en el que ninguno de los dos equipos terminó por hacerse con el dominio del duelo. Arrancó mejor el Villarreal, que sorprendió con la titularidad de Cheryshev que dejó en el banco a Pablo Fornals. Por ahora, a la espera de Bruno Soriano, el conjunto amarillo camina al ritmo que le marca Samu Castillejo. El malagueño, descarado y atrevido, reclamó penalti en el minuto 10 por un posible derribo de Javi Fuego en el área visitante. Quizá puso demasiado esfuerzo el medio en que la pierna del jugador espanyolista le derribara, y eso provocó que Munuera Montero no decretara la pena máxima.

Fue el mismo Castillejo, seis minutos más tarde, quien con un disparo duro desde la frontal del área hizo trabajar a Pau López. El guardameta blanquiazul detuvo el esférico. Pero la más clara, en el arranque, llegó en el 18. Una jugada combinativa del Villarreal acabó con un centro de Jaume Costa. Bacca erró al rematar, y el rechace le cayó a Castillejo en el interior del área. Se empachó de balón y lanzó el esférico a la grada.

Pero el Espanyol no quería perder el tren del partido y, cuando se veía rodeado, lanzaba algún zarpazo para liberarse de la presión. En la montaña rusa en que se convirtió el duelo, donde en cada tramo gobernaban unos colores, los catalanes se hicieron con el control del ritmo entre los minutos 20 y 30. El Villarreal dejaba entrever una cierta fragilidad defensiva, que aprovechó Mario Hermoso en un saque de esquina en el que se impuso a Víctor Ruiz. Barbosa sacó la mano para mandar el esférico a la esquina.

La parte final del primer acto se convirtió en un intercambio de golpes. La picardía de Trigueros, en el minuto 35, casi cuela el esférico por la escuadra derecha de Pau con un disparo desde unos 35 metros. Respondió el Espanyol con un centro desde la derecha de Víctor Sánchez. No llegó a rematar Gerard Moreno, pero Piatti se encontró la pelota. Su disparo se marchó fuera, demasiado cruzado. Barbosa pudo respirar. Cerró el primer tiempo Castillejo que, tras una entrega de Cheryshev, encaró a Pau. Ejecutó un buen disparo en el interior del área, pero el cancerbero visitante supo blocar y evitar el tanto.

Tras el descanso, el equipo de Quique Sánchez se pertrechó para aguantar el chaparrón. Cedió la iniciativa a un Villarreal al que le condenó su falta de puntería. Dueños del esférico y lúcidos en la creación, a los locales les penalizaba no saber resolver. Bacca no llegó a tiempo a un pase en el interior del área de Bakambu, y en el 68, el congoleño se inventó una ruleta sobre Hermoso para ensayar un disparo a bocajarro que salvó Pau López.

Soriano también gozó de un disparo desde la frontal, en el 78, que se marchó desviado. Dos después, Costa se quedó sólo ante Pau y anotó, pero se había llevado el cuero con el brazo. Ünal desperdició la última con un cabezazo que se marchó fuera.

Por su parte, el Espanyol a punto estuvo de hacer saltar la banca. Pero ni Baptistao ni David López estuvieron finos en sus ocasiones. Así, se marchó un partido en el que el Villarreal mereció ganar. Pero en la vida, pocas veces, sucede lo que es justo.