Nada es verdad ni es mentira; todo es según color del cristal con que se mira. Pra el entrenador del RCD Español, pero también para el del Villarreal, sus equipos ganaron un punto, mientras que para los aficionados se perdieron dos. Mientras para aquellos espectadores que acuden al Estadio de la Cerámica para pasar un buen rato de buen fútbol, puesto que allí abajo hay veintidós jugadores de Primera División, lo ofrecido el jueves por la noche no se pareció nunca a lo que podría esperarse.

Terminado el partido y en la comparecencia ante la prensa, el entrenador de los periquitos vino a decir que su equipo sabe a lo que juega, quiere decirse a presionar y presionar para romper el supuesto juego del otro y si el empate cae, miel sobre hojuelas. El entrenador del Villarreaal señaló que un punto también es ganar algo, cuando en realidad se perdieron dos, después de hora y media de juego de patio de colegio, en un partido arbitrado por un individuo que siempre pitó tarde, mal y nunca. Ni un equipo ni otro pusieron algo de su parte para entretenernos, ni el del pito ni sus acompañantes anduvieron finos. Se pasó el tiempo sacando tarjetas, en un partido que fue malo pero no violento; no pitó un penal en el área del Español, que con el que pitaron sin ser ante el Levante, han hecho volar tres puntos por el arte del birlibirloque.

Todo eso y bastante más, en una tarde/noche en la que la Banda Municipal de Castelló llego hasta el Estadio de la Cerámica para demostrar, también, que no todas las bandas son iguales, para mejor, lo que coincidió con un homenaje a los deportistas de otras especialidades que están bajo los auspicios del Villarreal CF., alguno de los cuales se está erigiendo en figura nacional.

Lamentar que todo lo contado pudo presagiar una jornada para recordar, que estropearon los futbolistas, unos buscando afanosamente el empate, incapaces otros de alcanzar el gol, con Bacca y Bakambu como llaneros solitarios, quiere decirse sin recibir algún balón en condiciones. Entre los dos pivotes y los dos puntas hubo un desierto toda la noche, excepción hecha de la brega de Castillejo, el por qué no se fijan los demás en la entrega de este chico pertenece al secreto del sumario.

Una noche que prometía y que algunos inquilinos de la Supertribuna, no todos, evidentemente, se dedicaron a pelearse por el muerdo y el trago, gratis, claro. Y aquí lo dejo, porque tampoco mereció más.