C ada gol de Paulinho y cada ¡oh! de admiración incrédula que le sigue nos recuerda que lo mejor en la vida es crear las menos expectativas posibles. Es un consejo que lanzo gratis desde aquí a la juventud: cuando vuestra pareja os presente a sus padres intentad parecer gilipollas profundos; luego cualquier cosa que hagáis se antojará meritoria, será automáticamente sobrevalorada. «Eh, parecía idiota pero ha aguantado toda la cena sin mearse encima». La lectura sirve también a la hora de buscar trabajo. Recomiendo presentarse a la entrevista con zapatillas de velcro, para que vean de lo que eres capaz, para que duden incluso si sabes atarte los cordones de los zapatos.

Lo peor en cualquier ámbito es que esperen demasiado de ti. Esa situación es abono de decepciones, sorpresas y broncas. A veces la maniobra deriva en depresión. Si entras en ADE pensando en fundar Facebook es probable que acabes amargado cuando veas que lo normal es estar engañando abuelos en un banco. La incapacidad para decepcionar es la gran baza de la derecha política, al menos en mi cerebro. Como no solemos esperar nada de ella no puede decepcionar y cualquier cosa medio normal que hace nos llama la atención, nos vale. Enfrente a la izquierda le exijo una coherencia milimétrica. Tengo que pensar en ello.

Si yo fuera un jovencito confuso que debuta con buen pie en Primera andaría con cuidado al respecto. Dani Ceballos ha jugado un par de ratos en el Madrid y ya es mejor que Xavi e Iniesta juntos, porque si estuvieran juntos así en plan siameses, supongo, no podrían moverse casi.

Sé que tarde o temprano mi hija se decepcionará conmigo. Dejaré de parecerle un gigante infalible, poseedor de todas las verdades vitales. Espero llegado el momento inspirarle al menos algo similar a la compasión. Por ahora me esfuerzo para que la vida no le decepcione a ella. Cuando vamos en coche al colegio solemos poner en bucle Un actor mejicano de La Buena Vida, su canción favorita. El problema es la realidad fuera del coche. Una tarde fuimos a un pub y pidió que sonara Un actor mejicano. Suerte que conocía al dueño, me colé en la cabina y le puse la canción a tiempo.

Un día Delia descubrirá que su padre no es todopoderoso y que por ahí no suenan canciones tan bonitas. De momento vamos tirando, pero la vida no es sencilla.

Una fractura vital se produce al dejar de ir al fútbol con tu padre para ir con tus amigos. Nosotros montamos una peña y nos creíamos invencibles. En las previas juntábamos en casa los periódicos de la semana y recortábamos un montón de papelitos. Llenábamos dos o tres bolsas y las llevábamos al estadio. Los papelitos los guardábamos para tirarlos cuando el Castellón marcara un gol, en plan argentino, pero ocurría lo que tenía que ocurrir. El Castellón no marcaba y nos quedamos un par de veces con los papelitos en la mano. Tardamos un tiempo pero aprendimos la lección. Decidimos tirar los papelitos cuando los jugadores salían al campo, para ir sobre seguro.

Si me preguntaran qué es el fútbol diría quizá que el fútbol es ese papelito que se queda en la bolsa porque no hay goles. Expectativas al salir el sol y lamentos al caer la noche. No siempre, pero casi. No es solo eso, pero lo mejor sí es asumir eso, esperar lo mínimo, y disfrutar cuando gira el viento.