Cuando la falta de soluciones políticas nos lleva a escenarios tan peligrosos como en Catalunya y, por qué no decirlo, en casi toda Europa, se avivan los nacionalismos como una exacerbación tribal que para nada tiene que ver con el orgullo. Hasta el chovinismo más rancio parece dulce frente a resucitadas consignas fascistas y comunistas. Es el auge del populismo, insisto, consecuencia de la ausencia de programa y de un liderazgo incuestionable.

Sin ánimo de establecer más paralelismos que los justos, esa es la sensación que me ofreció el presidente del CD Castellón en su mítin del pasado jueves: la de la sinrazón de la demagogia. Vicente Montesinos se lanzó a tumba abierta -y no es sólo una expresión- para derivar responsabilidades sobre la situación de la SAD y obviar las propias, las intrínsecas al cargo al que llegó por voluntad propia, sin duda, movido por su acendrado albinegrismo .

Pero ni anunció cuánto iba a invertir su grupo en la ampliación de capital ni si iba a secundar con hechos y no palabras la demanda contra los únicos culpables de la triste, por peligrosa, situación económica del club. Y mucho menos aprovechó para enseñar el acuerdo de cesión de las acciones que les convierte en administradores, que no propietarios, fiándolo todo en este asunto a los desmentidos de twitter de compañeros de gestión, sin otro crédito que el de haber apoyado antes a David Cruz con cuentos chinos.

La táctica de Montesinos, labrada en el despacho de Jordi Bruixola y Pepe Mascarell, obedece a un marketing nada nuevo en realidad. Cruz lo empleó con tanta saña que se pasó de frenada, y así nos luce el pelo. Digo de fiarlo todo al victimismo en lo social y a los éxitos deportivos. Lo de los marcadores representa el termómetro por el que se guía la parte más ruidosa de la afición, pero constituye también un búmerang letal por depender de demasiadas variables incontroladas, aunque cuando a Frank Castelló no se le va la chaveta todo parece posible, que no fácil.

Pero el presidente se creció, sobreactuó y se ensañó en su discurso buscando culpables a su falta de capital con el que responder en la misma proporción con que la afición lo ha hecho por él. Después de anunciar durante todo el mes de junio las entrevistas y el apoyo de patricios de Castelló como Facsa, Obinesa, BP y UBE, ninguno de ellos ha aceptado la invitación a participar en la aventura y todos con idéntico motivo: Cruz sigue formando parte del proyecto en tanto que titular de las acciones. Lejos de atajar el problema y atraer a esos inversores, prefirió cargar contra ellos en una estrategia de dudoso éxito.

Resulta especialmente desagradecida la crítica hacia el grupo Facsa, después de tantísimos años cediendo el Bovalar y que ahora aceptase una quita del 60% de su deuda para que el juez aprobara el concurso de acreedores y evitara la disolución. Y que, además, luego aguantase que el club no le pagara ni luz ni agua de la Ciudad Deportiva y hasta pusiera en riesgo la supervivencia misma del fútbol base con los impagos a los entrenadores y el abandono de sus necesidades. Facsa fundó entonces Fomento y ya son nueve equipos los que la forman para atender esa demanda deportiva.

Tampoco venía a cuento atacar veladamente al Villarreal CF por su vinculación con el Roda. Era puro gesto hacia esa gente que ha protestado en las redes sociales. Si Montesinos se cree lo que insinuó, haberlo denunciado en la Federación. Lo demás, y con sospechosos patrocinios en la grada, es alimentar el populismo y socavar la convivencia entre pueblos. Solo Frank Castelló ha estado a la altura en esa deriva fundamentalista.

Aún resulta más grotesco atacar al Ayuntamiento de Castelló pero salvar al Patronat d'Esports. La portavoz del equipo de gobierno tuvo que recordarle al presidente que es un ente dependiente, y que todos los gastos de reparación del estadio han corrido por cuenta del erario público, y no del club como reza el convenio que pretenden prorrogar. Pero yo creo que no fue gratuito que Montesinos quisiera salvar de la quema al concejal Enric Porcar, ni que este no pidiera la palabra para corregirle en público en un delito de traición e insolidaridad para con su corporación que la alcadesa debiera corregir con su destitución inmediata.

Montesinos abonó el terreno sin rubor para, en cuestión de semanas, pedir a esa afición que hoy le aclama que cubra por él la ampliación de capital. Y para ese viaje no hacían falta tantas alforjas.