Mucha tensión se vivió la noche del martes en el recinto taurino de Almenara, donde la decisión de suspender a última hora el 'bou embolat' de la s 23.30 horas se tornó en gritos, protestas y un sinfín de reproches contra parte del equipo de gobierno, pero en especial contra la alcaldesa, la socialista Estíbaliz Pérez, quien acudió a la plaza a dar la cara y se llevó silbidos, gritos e insultos de varios de los aficionados presentes.

La alcaldesa, en declaraciones a este diario, dejaba entrever ayer el «desagradable» momento que vivió, pero no se arrepiente de la decisión tomada, por ella y por los expertos taurinos, que determinaron que el toro de la tarde, que debía ser embolado por la noche, no estaba en condiciones de salir. «Cuando dimos este paso y suspenderlo sabíamos que podía pasar todo lo que finalmente ocurrió», reconocía la alcaldesa, quien incluso quiere «entender» los gritos, nervios y pitos cuando se acercó a la plaza a explicar la situación. Eso sí, hubo más de una salida de tono y alguna frase de gran cariz machista al escucharse expresiones como «esta tía que va a saber de toros».

Todo comenzó por la tarde, cuando «efectivamente pudimos observar, tanto los expertos como yo y la concejala de Fiestas, que el toro no se podía levantar». Por eso, una vez decidido que era imposible embolarlo, «estudiamos la opción de hacerlo con un toro de corro, pero tampoco había tiempo material para pedir la autorización a la conselleria». Finalmente, se firmó el decreto de suspensión y se informó a los asistentes por megafonía.

El momento más tenso se vivió cuando la alcaldesa y la concejala se acercaron a los toriles y a la plaza, desde donde comenzaron a silbar y gritar. «La verdad es que había mucha gente, no solo del pueblo sino de otros municipios, y sé que hubo vecinos que mostraron su apoyo y nos respaldaron, pero también había bastantes personas que nos increpaban y hasta nos provocaban», rememora Estíbaliz Pérez. Pese a los momentos de tensión, ni la Guardia Civil ni la Policía Local, presentes en el lugar, tuvieron que actuar. La alcaldesa no oculta que es aficionada a los toros. Es más, insiste en que «decisiones como éstas ayudan a mantener la fiesta pues no hubiese sido bueno para el pueblo que el animal hubiese salido en malas condiciones». Pese a todo, confía en que el paso de los días calme este debate en Almenara «y que todo el mundo disfrute como toca de las fiestas».