Su debut, producido este jueves, tuvo lugar en Tel Aviv después de que el equipo hubiera jugado y perdido por goleada en Getafe, descansar poco, digerir la paliza y afrontar en condiciones precarias por lo que atañe a lo físico y también a lo anímico, un encuentro muy peligroso, partiendo de lo ocurrido el año pasado en la Liga Europa. Y dijo Calleja, antes del partido: «Jugaremos en la parcela del rival». Y cumplió.

Todo anduvo bastante bien, salvo lo que salió mal, digo de la falta de puntería, lo que privó a los de aquí de la victoria, además de jugar en un patatal, trufado de hoyos y desniveles. Tan miradas como son las autoridades futboleras europeas para asuntos que tienen que ver con la burocracia, las comilonas y los mimos exigidos para los invitados y ellos mismos, pero dejan jugar partidos de primer nivel sobre pisos inadecuados y en los que un mal apoyo puede dar con alguien en la enfermería para una buena temporada. Con solo un par de días para preparar el partido no pueden hacerse grandes cosas, pero Javier Calleja enseñó la patita: el Villarreal que jugó en Tel Aviv fue ya distinto al que veníamos viendo. Vuelto a una defensa organizada y segura, otra vez dueña de los tiempos y los espacios, y con un futbolista de primera entre los dos pivotes y los dos puntas, de modo que el desierto en la segunda línea de ataque parece haber desaparecido.

Arriba Bacca y Bakambu recibieron servicios de balones en condiciones, descendieron en frecuencia los pelotazos y faltó afinar la puntería. Para dos días de trabajo, apúntenle al joven mister algún mérito. Un empate a cero también vale un punto, se está jugando una liguilla y al final el todos contra todos dictará sentencia. Cuando el capitán Bruno afirmó públicamente que Javier Calleja estaría en el banquillo del Villarreal para largo tiempo, sabía lo que decía. El riesgo, para el plumilla, es mojarse el culo, pero también uno quiere peces. Este jueves, primer partido del nuevo entrenador, debutó en el primer equipo otro jugador del filial que jugó todo el partido, tal que si llevara años en el primer equipo. Aquí, y así se masca el cambio, también para los espectadores que volveremos a aquel espectáculo de un fútbol vistoso. Además de producir futbolistas con talento, la casa parece formar también técnicos solventes.