Pensar que el cambio climático es ya un hecho con consecuencias aún por determinar es algo que se nos puede venir a la cabeza cuando nos hemos familiarizado en España estos días con Ophelia, un insólito huracán por estos lares que ha llegado a alcanzar la categoría 3 en su paseo por el Atlántico y cuya influencia llegará hoy hasta las costas gallegas.

Desde la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) lo tienen claro. Su portavoz, Ana Casals, asocia directamente el número de huracanes de la temporada de 2017, mayor en número e intensidad y con efectos devastadores en el Caribe, al cambio climático. La gasolina de los huracanes, según Casals, es el calor acumulado en el mar. Con ello, «por cada grado centígrado extra de calor en la atmósfera, el mar puede retener un 7 % más».

Se estima que un huracán se forma cuando el agua está por encima de los 25,6 grados centígrados, algo habitual en el Caribe pero poco visto en las frías aguas atlánticas que bañan la península en un mes de octubre. Por eso, resulta espectacular comprobar la amenaza de un huracán a las puertas de la costa oeste de España y Portugal.

La pregunta se dirige ahora hacia el Mediterráneo, un mar cálido, que en la actualidad aún roza los 25 grados. ¿Podría generarse un huracán en el Mare Nostrum y afectar a la costa este española, a la Comunitat Valenciana? La respuesta la da José Ángel Núñez Mora, jefe de sección de Climatología de la Aemet en Valencia, al señalar que «con el conocimiento actual de la ciencia, en nuestra zona no hay ingredientes para que se formen huracanes o ciclones tropicales».

La explicación es clara. «Lo primero por la latitud (no estamos en zonas tropicales), donde la estructura vertical de la atmósfera tiene unas características muy diferentes a la de las áreas fuera del trópico. Además, nuestra zona tampoco está afectada por las ondas del este, que son la génesis principal de los huracanes». Tranquilidad a corto y medio plazo, sí, pero los expertos alertan. Hay que hacer esfuerzos para controlar el aumento de temperaturas en la atmósfera y, por ende, del mar.

'Medicanes'

Un fenómeno singular en el Mediterráneo son los denominados Medicanes, acrónimo de «Mediterranean hurricane». «A vista de satélite se parecen a los huracanes ya que vemos una estructura nubosa con giro ciclónico y que muestra una zona libre de nubes en el centro parecido a un 'ojo', como los huracanes del Atlántico, pero realmente es un fenómeno mucho más débil», explica José Ángel Núñez.

En cuanto al viento, desde luego que las estructuras más adversas que nos afectan son las grandes temporales invernales de poniente, asociados a potentes borrascas atlánticas. «Es en esas situaciones cuando las rachas de viento superan de forma generalizada los 100 km/h y provocan grandes daños, comenta.

Huracán Vince

La fuerza con la que ha llegado Ophelia hasta Europa es sorprendente, pero ya ha habido ocasiones en las que nos han visitado restos de huracanes que se formaron en el Atlántico, eso sí, como tormentas tropicales. Ocurrió, como recuerda Núñez, en octubre de 2005 con el huracán Vince. Durante los días 8, 9,10 y 11 de octubre se formó un ciclón similar a los de tipo tropical en Madeira, que pasó a categoría 1 el día 9 con el nombre de Vince al alcanzar vientos sostenidos del orden de 120 km/h, según el Centro Nacional de Huracanes, CNH, de EEUU. El ciclón se debilitó a lo largo de los días 10 y 11, para penetrar por el golfo de Cádiz y desplazarse hasta Alicante durante el día 11 para disiparse en el Mediterráneo.