Arnau Vega tiene 20 años. Es y espera seguir siendo futbolista. Y eso que acumula en sus rodillas dos graves lesiones en apenas tres años y medio. Hace unas semanas se volvió a sentir futbolista después de 342 días sin pisar un terreno de juego. Fue titular y además capitaneó a su equipo: Villarreal C. Sin duda alguna, como él mismo reconoce, si uno tiene fuerza de voluntad, ganas e ilusión sí que se pueden vencer todos los miedos.

Es un espejo en el que mirase para esos jóvenes futbolistas que a una edad muy temprana son víctimas de esas lesiones que te llevan a estar apartados de los campos de entre seis a diez y doce meses, y por la cabeza de los chavales pasa el arrojar la toalla por tener miedo a no ser el de antes. Arnau lo tuvo claro y. entre colgar las botas y luchar contra viento y marea. optó por lo segundo.

«Cuando estás tanto tiempo sin jugar se te hace raro el volver. Pero lo tenía claro: Quería volver. Poco a poco me están dando minutos y los intentó aprovechar. Soy joven y quiero seguir adelante», destacó el joven futbolista valenciano. «Si tienes fuerza de voluntad, ganas e ilusión, lo que no tienes que perder es nunca la ilusión en lo que haces. Y para volver a ser lo que eras hace falta mucha voluntad y mucho sacrificio», explica.

Si tras la segunda grave lesión de rodilla no colgó las botas es porque un buen día recibió un sabio consejo: «A Sergio Canales le estaré eternamente agradecido porque es él con sus mensajes el que me convenció para no arrojar la toalla». Sigue diciendo Arnau Vega que «se pasa mal cuando no sabes qué hacer; si dejarlo o si seguir. En mi caso lo tuve claro: quería seguir luchando sin perder la ilusión».

Siendo jugador juvenil de primer año, la temporada 2013-14 se lesionó de gravedad en la rodilla izquierda. Fue un 23 de marzo de 2014 en el Mini con el juvenil del Villarreal contra el Atlético Madrileño, en el minuto 88. La segunda vez fue en la rodilla derecha, la temporada 2016-17. Un 30 de octubre de 2016 ante el Orihuela, en el Mini Estadi, en el minuto 19.

Nunca arrojó la toalla y siguió adelante. Luchó día tras día, hasta que volvió. Fue 342 días después de aquel percance. Regresó el pasado día 7 capitaneando a su equipo ante el Torre Levante. Volvió sin miedo. Sin querer mirar atrás. Eso sí, valorando y mucho cada segundo, cada minuto que vuelve a disfrutar dentro de un terreno de juego.