N os, Feratu, a todas y todos los que leyeren y entendieren esta derecha columna plumillesca, direles que fuime aprovechandome las jornadas de esparcimiento de nuestro marco convivencial, por caminos y triochas antiguos, ora empedrados, ora asfaltados de nuestro paralelepípedo de Bermúdez de Castro o subestructura politicoadministrativa que dirige el timonel Molt Inner de la Tapera and the Beer Co. Ltd. Recalé en un discreto valle do se enseñorean encinas y quejigos, festoneadas de espinos, acerolas en sazón, endrinos, majuelos, algún almendro sumido en el abandono despoblacional e incontables individuos y matas olorosas del monte bajo de nuestro secarral calizo.

Admireme del dorado amarillo cromo que había encendido el veroño sobre los derechos álamos del barranco que discurre paralelo a una canalización de cantarinas y juguetonas aguas, sujetas al escenario estructural de una acequia o canal que las conduce a la población de apenas 35 chivatanos y chivatanas. La pertinaz sequía, órdago del cambio climático, anexionada a las filtraciones hidrogeológicas del adusto terreno petreocalcáreo, había dispuesto que el lecho del barranco, rambla o milenaria estructura cárstica que labró el líquido elemento con el silencio y la obcecación de milenios, sin más mandato que su sumisa y voluntariamente aceptada adecuación a las sencillas leyes de la física más corriente, fuera o fuese ahora un hilillo de mercurial y refulgente plateresca plata sobre fondo negro adoctrinado por una maraña de zarzas casi deshidratadas y helechos que, aún conservando su virolado sinople, estaban más deshidratados que un peixepalo en ayunante tiempo cuaresmal, en hogar sin bula.

Otrosí direles que el paisaje era magnífico y que pude regalarme con unas acerolas y unos acerolos dulcísimos y astringentes que hurté adanescamente, sin necesidad de ofidios tentadores. El aire era prístino y en ingrávida suspensión me fue dado el escenario de incontables y autónomas libélulas y otros odonatos de cristalinos y quasi celofánicos elitros que refulgían como masas tetra aladas en el rayo cálido del Astro Rey a la hora que declinaba sobre el orto ponentino. Fue en aquellos momentos, graves, solemnes, mayestáticos en que las nubes perezosas y sin ganas de desventrar sus acuosos y orondos vientres o panzas, cual de leviatanes atmosféricos, en que escuché un terrible y agónico lamento. Un bramar ancestral, casi telúrico, osaría deciros, que aumentaba en un desafuero proporcional in crescendo terrorífico y aterrador aumentado que fue por el eco de la ninfa homónima que repetían por cabezos y muelas fósilíferas como la Tossa.

¡Asusteme! ¡Asusteme! ¡En qué estado quedeme, nigromante higo nigrescente de mí! ¿Para que negaros la evidencia, si el Apocalipsis y el fin de las eras anunciárase en los textos más sagrados y dogmáticos?

Sobresaltado, aunque mi familiar cánido dispusiese con su etológica actitud y manso corretear que ningún peligro evidente cerníase sobre nos, paraliceme y mis miembros y mi autonomía personal quasi impidieronme volver por donde antaño recalase en aquel quasidespoblado desierto, nido de eremíticas águilas y vultúridos desblasonados, redil de ovejilla descarriada! Mi mente errante, no sujeta al dictado de mi razonable razón, llevome a evocar, oh terrible pescadilla que mordíase su cauda caudal, en alguna criatura digna de clausurar con grilletes, cepos y cadenas en un polong, por su desafuero terrible, iracundo y peligroso, no sólo para hombre, mujeres y labriegos, sino para las gentes y las muchedumbres temerosas del orden y el recto proceder. Bienpensantes, todos y todas, como las reses que rumiaban los escasos pastos agostados, en praderas aciagas, incluso en estados lacerantes calores y sofocones octubrales. El polong, el polong, dijeme. Evoqueme para mis adentros paralizados, salvo por el peristaltismo que acosaba mi inmundo, las más de las veces mudo, esfinter. El polong, evoqueme la cita clásica: «El polong es una botella vampírica imbuida de espíritu familiar. La forma del polong es parecida a un pequeño maniquí o figura de mujer, cuyo tamaño no sobrepasa al del último falangista del dedo meñique. Es capaz de volar por Riveras y Riveritas y mantiene estrecha relación con un diabólico grillo llamado Pelesit» (Masters, A. 1974: Historia natural de los vampiros, Bruguera, Barcelona, pàgina 86).

Afirmeme en tan lamentable estado en la razón del mundo con mucha prisa. Volvime en mi ser mediterráneo, copeme un buche de agua del país, corrí cual vanguardia enfrente al abc periódico de mis pensamientos y repare en que el ensordecedor gruño que pareciome salido de las mismísimas entrañas de la tierra libre no fuese otra cosa que el alborozo sin embozo ni rebozo pánico y montaraz no era otro marco acústico sino que unas instalaciones de porcinos animalillos a los que el pastor de la era digital abríales la tolva del pienso impensado que los animaluchos y animaluchas agradecían comiendo en las estrecheces domésticas de sus cubiles y en las cuales ignoran, felices y alienados, su postrer final en jamones, perniles, pernilas, morcillas, morcillas, longanizos, longanizas, fuets, fuetas así como un amplio espectro espectral de bermejos y carminosos chorizos y chorizas que campan por sus respetos en nuestras hogazas y meriendas agrootoñales. Borinot de nos, dijeme y fuime en tan lamentable estado! Buenas notxes, bona nit!