Cabalgatas, desfiles y romería son pieza importante de las fiestas de la Magdalena, de ahí que ocupen parte importante del Congrés Magdalener que se inaugurará el próximo 17 de noviembre. Si por un lado, como ha venido publicando este diario, se proponen cambios importantes en el diseño de las gaiatas y en la elección de las reinas y damas, así como en la necesidad de mejorar las actuaciones musicales e incluso cobrar por algunos conciertos, otro foco de atención se encuentra, en especial en los últimos años, en la Romeria de les Canyes, «un rito de afirmación identitaria del pueblo de Castelló que ha de preservarse como una fiesta colectiva y un espacio de convivencia y cohesión social, nunca de enfrentamiento y de instrumentalización ideológica».

Lo cierto es que desde el cambio de gobierno en 2015 la tensión en el primer domingo de las fiestas fundacionales es ya una constante. La decisión del gobierno municipal de no acudir en comitiva oficial al interior de la concatedral de Santa María -en el inicio de la romería- ha sido aplaudida por muchos, pero criticadas por otros, sobre todo por el Partido Popular.

La ponencia «Identitat colectiva. Tradició i modernitat. Símbols y representacions oficials» intenta explicar que la Romeria de les Canyes tiene un origen histórico religioso, como rogativa penitencial y, posteriormente, a partir de 1749, de acción de gracias. En 1852, a propósito de la fiesta del sexto centenario de la fundación de la ciudad, esta rogativa recibió el nombre tradicional de Romeria de les Canyes y se le añadió el significado conmemorativo del traslado de la ciudad. Por eso, se entiende que en la romería «se conjugan dos sentidos colectivos principales: el religioso -de penitencia o de acción de gracia- y el cívico -conmemorativo de sus orígenes como ciudad y de afirmación identitaria-».

En 1991 el Ayuntamiento de Castelló, como se recuerda en la ponencia, editó la «consueta», que recoge los rituales, las costumbres y organización en torno a la romería. De hecho, el Consell Valencià de Cultura, en el informe elaborado para la declaración de Bien de Interés Cultural (BIC) de la romería, recomendaba «seguir el enunciado del ritual». Es por todo ello que en la ponencia, a debate dentro de un par de semanas, se insta a la iglesia católica y al ayuntamiento a «preservar las tradiciones religioso y cívica según los fundamentos de la consueta».

De forma paralela, se hace mención a la polémica de los últimos años. Hay quien piensa que la corporación municipal ha de salir del ayuntamiento y esperar en la puerta de la concatedral la salida del clero para iniciar de forma conjunta la romeria religiosa y cívica y, por otro lado, hay otros que defienden que la corporación debe entrar en la iglesia e iniciar la romería al pie del altar mayor. Por si fuera poco, hay otros colectivos que consideran que es el clero el que ha de salir de la concatedral y recoger a la corporación municipal en la puerta del consistorio.

Con todas estas distintas sensibilidades de fondo, la ponencia destaca que hay que entender que el ayuntamiento tiene la «obligación» de velar por la aconfesionalidad de las instituciones de gobierno. Recuerda además que, por decreto del Consell, «la gestión de la Romeria de les canyes será ejercida por el ayuntamiento, que será el que decidirá sobre los aspectos materiales e inmateriales, así como por el desarrollo de los actos de la festividad». Con todas estas disposiciones, para concluir se insta a la corporación municipal a «explicar claramente su misión respecto a su presencia en la romería, al lado de la misión religiosa del clero». Así mismo, se considera «urgente» que el enfrentamiento político que se ha generado por las diferentes posiciones respecto al inicio «no se instrumentalice de manera partidista y que finalice pronto con un legítimo consenso».

El Pregó y las cabalgatas

La tercera de las ponencias -«Actes, programació, espais urbans i participació ciutadana» analiza, entre otros aspectos, los desfiles y cabalgatas. Además de defender la necesidad de ir a una «mayor calidad», se recomienda un reglamento para todos los participantes para el mejor desarrollo de todos ellos. Así mismo, se analizarán en el Congrés Magdalener las propuestas de «replantear el Pregó». Para ello, respetando el sentido de la muestra etnológica, se considera factible «cambiar el orden de sus partes para dar prioridad de paso al Pregonero». Y sobre la cabalgata infantil, se apunta a la posibilidad de establecer cuotas de participación de los colegios de la ciudad.