Un «paranyer» de l'Alcora amenazó la semana pasada con una escopeta cargada con dos cartuchos a dos agentes ambientales de la Generalitat Valenciana que acudieron de madrugada a su parcela ante la sospecha de que disponía de trampas de caza «ilegales», según han avanzado los propios funcionarios autonómicos a Levante de Castelló.

Los hechos tuvieron lugar el pasado martes 31 de octubre a las seis de la mañana en una finca situada en el término municipal de l'Alcora. Los tres agentes forestales, que tienen encomendada la vigilancia de la práctica de la caza, avistó en una inspección rutinaria la posible existencia de trampas de «parany» en la citada vivienda de l'Alcora. Primero advirtieron de su presencia a los residentes con la bocina del coche y al no contestar dos de los agentes saltaron la valla y accedieron al interior, mientras el tercero permaneció fuera resguardando el vehículo. Una vez dentro, explicaron las mismas fuentes, se encendió la luz de la casa y salió un hombre de avanzada edad con una escopeta «advirtiéndonos de que no podíamos estar aquí». «Estaba nervioso y le dijimos que éramos agentes medioambientales», señalaron. Aún y así, añadieron, el hombre no se fiaba de la identificación de los funcionarios, alertó de que iba a llamar la Guardia civil y continuó encajonándoles a solamente un metro y medio de distancia. Al mismo tiempo, agregaron los agentes, su esposa avisó al 112 y se personaron a los pocos minutos en el lugar una patrulla de la Policía Local de l'Alcora. Cuando llegaron los municipales, el vecino apartó la escopeta y retiró de la misma los dos cartuchos con los que estaba cargada, remarcaron los empleados públicos. .

Los agentes afirman que en un primer momento podía ser entendible el comportamiento del vecino de l'Alcora por miedo ante la posible presencia de ladrones, pero subrayan que luego ya no era justificable que no bajara el arma cuando le aseguraron que eran agentes medioambientales y le avisaron de que podría estar cometiendo un presunto delito.

Asimismo, en la inspección, los efectivos de la Generalitat constataron la existencia de 91 cajas - trampa e informaron al propietario de que tenían que llevárselas. Sin embargo, resaltaron, se negó y únicamente pudieron capturar tres de las cajas. El resto de los 88 artilugios se quedó en la vivienda, agregaron a la espera de nuevas órdenes de la Conselleria de Medio Ambiente.

Los agentes han presentado por este motivo una denuncia contra el propietario del «parany» por practicar esta caza, por negarse a la retirada de la totalidad del as trampas y por obstaculizar a los representantes de la Administración. Insisten en que tienen el cometido de vigilar en la temporada de caza y que tienen funciones de policía judicial.

Reseñan que las trampas atrapadas consisten en una nueva modalidad que impulsan desde la asociación de «paranyers» en un intento de legalizar el «parany», pero reiteran que esta modalidad continúa siendo una actuación ilegal.

Lamentan que anteriormente algún agente había tenido encontronazos con «paranyers» pero que hasta ayer no habían sufrido la amenaza con un arma de fuego.

Cabe recordar que en 2014 dos agentes forestales y medioambientales fueron agredidos en la provincia de Castelló en un control contra la caza ilegal de aves. Fueron premiados este año por el colectivo Leaving is living de SEO/Birdlife y la Asociación Profesional de Agentes Medioambientales de la Comunitat Valenciana, que reivindican que la labor de los agentes medioambientales «debe contar con medios técnicos y financieros, organización y material adecuado».