Es la pregunta que debemos hacernos todos los concejales de Castellón y todos los partidos políticos. ¿Qué le importa realmente a los castellonenses? Tenemos pistas con el CIS y lo cierto es que esa encuesta no indica que a los castellonenses les preocupe, por ejemplo, eliminar el castellano de las placas de las calles, como pretende el bipartito, o las cuotas de poder que cada partido consigue dentro de la relación tóxica que supone el tripartito. Lo que los ciudadanos quieren es pagar menos impuestos, porque bastantes pagan ya, y, sin embargo, el bipartito mantiene la subida de la tasa de basura que aplicó ya el año pasado, sin atender la reclamación de Ciudadanos de que la rebajasen. Y aún quieren que les demos las gracias. Por cierto, pagarán lo mismo quienes tengan un piso de 80.000 euros que quienes tengan uno de 3 millones de euros (díganme si eso es la progresividad y justicia fiscal que quieren vender). Y sube además los impuestos a las empresas, sin entender que son las que crean empleo, un tema que sí preocupa a los castellonenses. Como también les preocupan los desahucios, esos que el tripartito dijo que se habían acabado en esta ciudad y que, sin embargo, continúan. Y mientras, la responsable de vivienda, la vicealcaldesa, Ali Brancal, sigue, pasado el ecuador de la legislatura, haciendo aún un diagnóstico de la situación de la vivienda. Para lo que sí encuentra tiempo es para insultar, día sí día también, a los vecinos de la ciudad en redes sociales y asistir a actos pro independentistas.
Hay condiciones para responder a las preocupaciones de los castellonenses. Es cuestión de capacidad de gestión y de voluntad política. Porque por ejemplo, el Ayuntamiento cuenta con superávit y las condiciones para poder bajar los impuestos. Lo que tiene que hacer es invertir bien. No se puede querer gastar con una mano 10.000 euros cada año en libros para las bibliotecas de la playa, cuando el año pasado ya se realizó esa inversión, y con la otra seguir exprimiendo a la clase media y trabajadora de esta ciudad que paga religiosamente sus tributos. Lo denunciamos desde Ciudadanos, hacen oídos sordos. Lo que sí hemos conseguido es que los despachos profesionales compartidos sólo paguen una tasa de basura. El resto de propuestas para conseguir de verdad una fiscalidad justa (como ayudas para las familias que no pueden pagar el IBI o tramos fiscales más progresivos), no han querido aceptarlas.
Y es que donde dije digo, digo Diego... El bipartito sigue haciendo aquello que criticaba. Ahora exigen en las bases de licitación de las barras del recinto de mascletaes una prebenda de 400 tickets de bebida para que el Patronato de Fiestas las reparta «como estime oportuno». Y mientras la casa de Cultura se cae, el Mercado del Grao sigue cerrado, como el quiosco de la Paz, no tenemos plan antiiundaciones... Debe ser que quieren imitar a sus jefes de Valencia a los que también les gusta mucho el refrán, porque los escolares de la Comunitat siguen en barracones, Castellón sigue siendo la provincia discriminada en los presupuestos regionales que, por cierto, están basadas en ingresos irreales e incumplen descaradamente las promesas dadas a los vecinos de nuestra ciudad. Y de aquí año y medio, cuando estemos cerca de las próximas elecciones, tendrán la osadía de pedirles el voto. Este Castellón mío, este Castellón nuestro. Ay, ay.
