Pedro García Aguado y Francisco Castaño Mena dieron ayer las claves para educar a los hijos en el uso de internet y los teléfonos inteligentes, y que recogen en su libro «A salvo en la red». En el Auditori de Castelló y ante más de mil padres y madres, el «coach» de los programas «Hermano Mayor» y «El Campamento» y el profesor de Educación Secundaria, resaltaron los aspectos positivos que tienen las nuevas tecnologías pero hicieron hincapié en la necesidad de educar para hacer un buen uso de ella. El acto fue organizado por la Fundación Caja Castellón y forma parte del ciclo de actividades en las que aborda la relación de la tecnología con la educación.

Levante de Castelló cuáles serían esos «peligros» que comporta el mal uso de las redes sociales e internet y que compararon con los «peligros» de la calle. «Internet tiene cosas muy buenas. Si bien es cierto que ha cambiado nuestra manera de comunicarnos, también ayuda en infinitud de tareas. Pero, al igual que en la calle hay peligros, en internet también los hay. Nosotros lo que pensamos es que una buena educación en el uso de las redes sociales y de internet y las nuevas tecnologías puede ayudar a que los riesgos no hagan daño a nuestros hijos», explicó el «coach».

Su compañero Castaño Mena añadió que esa «buena educación» sería «tomar conciencia de que la vida 'on line' es igual que la vida fuera de línea: hay relaciones, redes sociales, hablas con gente, puedes comprar droga,... Si unos padres supervisan con quién van su hijo, a qué hora llegará, se preocupan de que estudie, de que no estén mucho tiempo viendo la tele, que se acuesten a una hora... con el uso de las nuevas tecnologías es lo mismo: educar en el uso, inculcar unos valores y poner unas normas. Es cierto que es algo que a los padres les ha pillado de nuevo y evoluciona muy rápido pero como padres no podemos olvidar nuestras obligaciones».

En cuanto a la manera de ejercer esta supervisión, García Aguado apuntó que «hay que anteponer la obligación de proteger a nuestros hijos a ese derecho a la intimidad. En el momento en el que regalas el smartphone (con internet, fotografía, vídeos, redes sociales, la apertura a todo el mundo) al lado tiene que haber un decálogo de uso y unas normas de obligado cumplimiento que son, además, unas normas pedagógicas de contenido ético».

«El problema está cuando se lo quieres quitar cuando ya se lo has dado. Si pones unas normas desde el principio va a ser más fácil. No es controlar, no nos gusta la palabra controlar, es supervisar», apostilló el profesor.

En cuanto a la edad más apropiada para darles el smartphone a un hijo, García Aguado afirmó que «es el regalo estrella de la comunión y las Navidades» y añadió que «se lo regales a la edad que se lo regales, tienes que supervisar y enseñarle a usarlo».

A este respecto, el profesor añadió que «la presión se suele tener cuando se empieza el instituto, en 1º de la ESO. Si no se lo das entonces es como dejarlo fuera de juego, fuera de la sociedad, porque ellos se comunican a través del móvil. Pero eso no significa que lo tengan que llevar todo el día, no tienen que llevarlo al instituto porque no lo necesita».

En relación al papel que juegan los propios jóvenes y su responsabilidad al respecto, apuntaron que «deberían ser conscientes pero tenemos que entender que los adolescentes no entienden, ni quieren. Hoy en día prima el qué hago yo para ser aceptado donde sea, y hacen cosas, y no son conscientes del riesgo. Lo saben todo, pero hay un problema, la prepotencia de la adolescencia, el a mí no me pasará».

Aguado remarcó que «el móvil es el sonajero del siglo XXI. Damos móviles a los niños cada vez más pronto y encima pretendemos que se autorregulen ellos mismos aunque ante el derecho a la intimidad prevalece la obligación de protección» y remarcó que «los hijos tienen unas obligaciones con la vida familiar que casi siempre son desconocidas como son la de obedecer, respetar y ayudar a liberar las cargas del hogar según sus posibilidades».

«Hay que querer y hay que educar al hijo que tienes, no al que te gustaría tener», aunque también propone que todos los padres y madres conozcan las contraseñas de los teléfonos y de internet de sus hijos «para protegerles de los peligros de la red ya que un padre tiene que tener al menos el poder de decisión cuando su hijo va a instalar una aplicación y debe saber la contraseña de su teléfono», afirma el coach.

Francisco Castaño Mena ha sido durante siete años tutor en el proyecto Aula Oberta, enfocado para alumnos con desmotivación, baja autoestima, trastornos conductuales, absentismo, necesidades educativas especiales, en riesgo social o retraso significativo del aprendizaje. «La tecnología es lo mejor que ha venido, por eso es fundamental educar y no ir en contra, y por ello debemos insistir en enseñar a los padres a educar a los hijos», concluyó el profesor.