Almassora ofrece este año una nueva edición del proyecto educativo «Caixa de colors», un espacio en el que la protagonista es la familia. Según explica la directora del programa, la psicóloga, pedagoga y logopeda Vicenta Conde, el principal objetivo es «reforzar el papel de la familia como primera educadora, porque la familia es el lugar privilegiado donde los niños y niñas aprenden los principios y los valores que guiarán su vida».

«Caixa de colors» va dirigido a criaturas desde los 9 meses hasta los tres años, edad en la que, aunque no es obligatorio, la mayoría de los niños y niñas ya son escolarizados. Los menores asisten a las sesiones junto con sus padres, madres, abuelos, abuelas o cualquier otro miembro de su familia. Se hacen dos sesiones semanales de dos horas y cada una de ellas está dividida en cuatro partes. La primera es una recepción musical en la que se inicia el primer contacto de los participantes con el espacio. A continuación, se dedica una hora a que el adulto juegue con el niño o niña sin dirigir las acciones. «Esto quiere decir que si la criatura quiere jugar con otro niño, o jugar solo o con otro adulto, se le deja su espacio y el adulto acompañante se queda en un segundo plano, siempre vigilante por si le reclama y atender sus necesidades», explica la directora. En la tercera parte de la sesión los adultos se juntan alrededor de una mesa donde abordan, con expertos, aquellos temas de la crianza, la salud y la educación, entre otros, que les preocupa en ese momento. Mientras, los menores siguen jugando, esta vez, a propuesta también de los profesionales.

La última fase es de despedida. «Sacamos una caja en la que siempre suena la misma música con lo que los niños saben que empieza el final de la sesión y se hacen a la idea de que todo lo que empieza tiene un final. Recogemos todo, tapamos los contenedores de juguetes y cantamos las canciones de despedida», añade Conde.

Algunos comparan «Caixa de colors» con una especie de guardería o escuela infantil en la que se introduce a la familia. Lo cierto es que se puede considerar como una enseñanza alternativa en los primeros años de vida, sobre todo, para aquellas familias que optan por una maternidad o paternidad más intensa. Además, este programa apoya a la familia colaborando, asesorándole y orientándola durante la primera infancia de sus hijos e hijas pero como acompañamiento, sin sustituirla, y evitar el peligro de aislamiento de la familia y de los niños y niñas que se quedan en casa hasta los tres años. El éxito es tal que el programa también se está desarrollando en Borriol y posiblemente arranque en Benicàssim el año que viene.