Los senadores del saber y el arte de Castelló no cuentan precisamente con un templo (el Ateneo) para rendir tributo a la diosa Minerva, pero sí con la suficiente vitalidad para mantener el pulso a una entidad, el Ateneo de Castelló, que encara la recta final hacia su centenario bajo una permisa inmutable desde su génesis: «Ofrecer cultura a los ciudadanos», precisa su presidente, Vicente Castell. «No somos unos viejecitos con bastón, si no que estamos abiertos a los movimientos y propuestas sociales de la actualidad», añade la vicepresidenta segunda, María Teresa Calderón.

El Ateneo de Castelló se creó en 1925, bajo el impulso de grupo de intelectuales de la época, liderados por José de la Torre Rebullida. Este selecto club de artistas e intelectuales prolongó su actividad hasta 1938, cuando, en plena vorágine de la Guerra Civil, suspendió sus actos. No fue hasta 1964, cuando otra vez guiados por un nuevo grupo de intelectuales, el colectivo afloró en el tejido socio-cultural de la ciudad, entonces bajo la tutela de Luis Prades Perona.

El devenir de Ateneo durante la última fase de la Dictadura y primeros años de la recuperación de la Democracia transcurrió mediatizado por las estrecheces de la sede. Este déficit cambio radicalmente en 1987. Elentonces primer teniente alcalde del Ayuntamiento, el socialista Miguel Bellido, llegó a la presidencia y cedió parte de los locales de la Casa de la Cultura para sede. El apoyo municipal al colectivo prosiguió con el alcalde socialista, Daniel Gozalbo, socio del Ateneo y conferenciante habitual de la entidad.

En 1999, el pintor Vicente Castell, sustituye a Bellido en la presidencia del ente. «Miguel me propuso para cargo. Yo le contesté que si la junta me ratificaba, no tenía ningún problema. Porque si me lo pedía él, tenía que responderle que sí», explica Castell.

Desde la llegada de Castell a la presidencia, el Ateneo ha ido engordando la lista de socios, hasta los 700 con los que cuenta en la actualidad. En esa nómina de afiliados, sobresale el colectivo de pintores, alrededor de 150 artistas plásticos. La junta directiva que lidera Castell se compone de 15 miembros.

Los socios pagan una cuota anual de 37 euros. Esta cifra, junto a las subvenciones públicas, unos 6.000 euros, procedentes de aportaciones del ayuntamiento, diputación y la Fundación Bancaixa, nutren el presupuesto anual del Ateneo de Castelló. «Y somos una entidad sin déficit, gracias a que tenemos un tesorero ´comme il faut (como conviene)´», puntualiza María Teresa Calderón.

Castell insiste en que el Ateneo se mantiene firme en su primigenio objetivo. «Surgimos para ofrecer cultura y en ello seguimos», argumenta Castell, que desgrana el amplio abanico de actividades programadas por el colectivo en pro de ese objetivo.

Entre esta larga lista de actividades, Castell destaca las 36 conferencias anuales que ofrece el Ateneo, las lecturas comentadas, la exposición de pintores y las excursiones. «Las conferencias se ofrecen todos los viernes, de octubre a junio, con un importante éxito de público», dice.

Para lo que resta de este mes de diciembre, el Ateneo tiene programada una lectura colectiva sobre la obra de Buero Vallejo «Las palabras en la arena», para el próximo día 13, a las 19.15 horas, y una conferencia a cargo de Ignacio Morell, catedrático de Hidrogeología de la UJI, sobre «Fuentes manantiales de la provincia de Castellón», para el próximo día 15, a las 19.30 horas.

La exposición de pintores del Ateneo es posible gracias al gran número de socios de esta disciplina artística con la que cuenta el Ateneo», reseña Castell. «Y las excursiones de carácter cultural, 3 0 4 por España y otras tantas por el extranjero van dirigidas a los socios y también cuentan con gran aceptación», añade.

Este elenco de actividades se completa con la vasta biblioteca del Ateneo (unos 5.000 libros). El Ateneo y la Universidad Jaume I mantiene un convenio de colaboración, en virtud del cual los estudiantes del campus castellonense pueden acceder a los fondos bibliográfico del Ateneo, y viceversa. «La biblioteca crece cada día con las donaciones del socios», subraya Castell. A este fondo bibliográfico, el Ateneo suma otro de carácter pictórico, con una docena de cuadros cedidos por pintores socios, sobre todo de la primera época.

Crisis humanística

El Ateneo pervive así en plena eclosión de la era digital y globalización y con la rémora, dificultad común en otros colectivos, de cómo implicar a los jóvenes en sus actividades. «Estamos inmersos en una crisis humanística. En la actualidad, predomina el materialismo y la juventud muestra poco apego por la cultura. Pero el Ateneo es la entidad cultural por excelencia y se va renovando », argumenta Castell.

En cuanto a la globalización, la vicepresidenta Calderón se muestra más optimista. «El ateneo también tiene en su punto de mira los cambios y movimientos sociales de la actualidad, como el cambio climático, los avances científicos o el feminismo»,concluye la vicepresidenta.