La joya de la Corona del futuro urbanismo de Castelló siempre ha tenido un apellido para el actual equipo de gobierno: Crèmor. El problema es el laberinto en el que parece haberse colocado el consistorio para conseguir el tesoro. Los vecinos, integrados en la asociación Sant Joan del Riu Sec, no ocultan sus cartas tras conocer los detalles del Plan General que han elaborado PSPV y Compromís con el aval de Castelló en Moviment: o mucho cambian las cosas o nos asomamos a un larga batalla judicial que, al margen de las diferencias en ambos casos, podrían convertir Crèmor -para el actual gobierno local- en el particular 'Mestrets' que azotó al Partido Popular y que, hay que recordarlo, acabó por tumbar el PGOU del año 2000.

José Roger, presidente de la entidad vecinal, lo dice claro: «Nos sentimos engañados». La explicación, el ver sobre el plano que, «por muchas reuniones mantenidas con los vecinos, al final no han hecho caso a prácticamente nada de lo que defendemos los vecinos». El ayuntamiento, que presentó hace una semana las claves del nuevo Plan General, aún no ha detallado el programa pormenorizado, pero la información de la que ya disponen los vecinos es «difícil de aceptar», señala.

Un dato importante es el de la clasificación del suelo del sector, que roza los 220.000 m2 . Según los vecinos, gran parte de él será clasificado como urbanizable, con las cargas futuras que eso supone, y apenas una pequeña pastilla de 35.000 m2 será considerado suelo urbano. Esto provocará, según Roger, «que el 30 por ciento de los masets queden fuera», con el riesgo, a su juicio, de poder estar en peligro ante futuros desarrollos en la zona.

Este barrio tiene la particularidad de estar configurado en su mayor parte por viviendas tradicionales y típicas de zona de veraneo de antaño, algunas de ellas de principios del siglo XX, si bien muchas se han convertido en residencias permanentes.

Crèmor, abandonado durante décadas

La evolución urbanística de la ciudad ha dejado a Crèmor en tierra de nadie. El soterramiento de la vía hace casi 18 años acabó con una barrera urbanística de envergadura, pero las inversiones saltaron por encima de Crèmor para el desarrollo del vecino Raval Universitari. Hay, así lo han señalado los actuales responsables políticos del consistorio, una deuda pendiente con el barrio, pero la solución no parece ser del agrado vecinal. El deseo de los residentes era consolidar todas las viviendas residenciales como suelo urbano, algo que no parece vaya a pasar. «Estas viviendas gozan de los servicios propios de la condición de solar urbano y están pagando, hace muchos años, como urbano en la contribución», advierten.

José Roger recuerda que en las reuniones mantenidas con el ayuntamiento a lo largo el año la asociación hizo entrega de un documento «donde proponíamos la integración del barrio respetando las edificaciones existentes y resolviendo los problemas de movilidad y zonas verdes, dando protagonismo a peatones, ciclistas y residentes». La apuesta vecinal era el diseño de «supermanzanas» que tanto defiende el equipo de gobierno dentro de su Plan General.El problema fue que en la última reunión mantenida por la asociación con el concejal de Ordenación del Territorio, Rafa Simó, y los técnicos municipales, «pudimos constatar que no se han tenido en cuenta nuestras propuestas de integrar y todos los masets existentes, rompiendo el concepto de supermanzanas y troceándola con varios viales de hasta 20 metros de anchura que rompen cualquier idea de zona de baja densidad con prioridad para peatones, residentes y ciclistas».

Alegaciones preparadas

Hay aspectos que si ven positivos, como los 12.000 metros cuadrados para suelo dotacional; las pasarelas sobre el río - «aunque nos tememos que las dejen en una sola»-; la apertura, a la altura de la Cuadra Salera, de un nuevo vial entre la avenida Alcora y la rotonda de inicio del Paseo Morella, o los planes especiales para el impulso como zona verde del entorno del Riu Sec. Pero hay detalles que no agradan, como que ese nuevo vial «se diseñe con 20 metros de ancho» o que junto al camino del Crèmor la tipología de edificación pase de vivienda aislada a edificación abierta». De momento ya están preparando alegaciones, pero ya avisan de su intención de llegar hasta los tribunales si no se «cumple con lo que prometieron».