El Tribunal Supremo mantiene en prisión a Junqueras, Forn, Sánchez y Cuixart y a uno se le queda instalada la sospecha de que al representante máximo de Esquerra Republicana de Catalunya, la noticia de no haber sido puesto en libertad junto con los dos nombres más representativos de la sociedad civil independentista no les ha parecido tan mala idea. Un poco de tiempo más en la trena, puede significar munición que añadir a la campaña electoral que ya está en marcha y posteriormente a los resultados que permita gobernar la Generalitat. Tal y como están las cosas el victimismo puede ser un arma electoral muy potente a condición de que se use bien y los «indepe» en eso son maestros.

La decisión del Tribunal Supremo ha coincidido en el tiempo, más o menos, con los resultados de la penúltima encuesta conocida en la que Ciudadanos se ponía por delante del resto de opciones entre los probables ganadores, quiere decirse por delante de Esquerra Republicana también. La opción de Arrimadas como Presidenta de la Generalitat sigue subiendo, mayoritariamente a costa del Partido Popular, en ningún caso quitando clientela a la izquierda y algo tendía que inventar Esquerra Republicana para recuperar posiciones. Y es en esas cuando el Tribunal Supremo decide dejar un tiempo más en la cárcel al núcleo más representativo del independentismo catalán.

Tal vez parezca cínico por parte del que firma ahí arriba pretender transformar la presencia en prisión de cualquier ser humano en arma electoral; pero como quiera que los catalanes están en campaña, todos los partidarios del independentismo están convocados al voto y no fallará ni uno solo, conviene producir «llèstimeta» a los indecisos que todavía queden para de ese modo cobrar unas cuantas decenas de miles de votos a la formación que, en principio es la que mejor puesto tiene en la salida. Nadie en su sano Juicio, ni siquiera Junqueras, permanece en la cárcel con gusto pero si con él en la trena su formación puede obtener mejores resultados, no habrá mal que por bien no haya acudido a visitarles.

A lo dicho, conviene añadir que a la vez la justicia ha decidido dejar sin efecto la solicitud de extradición de Puigdemont por parte de la justicia española con lo que el ex president/candidato podrá quedarse si así lo desea en Bruselas paseando jardines y visitando restaurantes, mientras Junqueras, rival, veranea en una prisión española, de modo que deseos de ver a la familia, sí, estar de campaña electoral, también. En la cárcel nadie está por decisión propia, la libertad es el mejor bien de cualquier individuo razonablemente normal, de modo que si alguien ha de permanecer en ella por decisión del enemigo, la ruindad del enemigo se multiplica, mientras la calidad y cantidad de patriotismo del reo se multiplica para con sus seguidores más directos pero también para los que teniendo más o menos decidida otra opción sienten la necesidad de primar al maltratado y la cárcel, en eso, es un lugar donde el alma, más el cuerpo que la sostiene sufren horriblemente.

Estos días en que los españoles, también los catalanes, cabalgan sus vehículos para acercar sus cuerpos salerosos, unos hacia las nieves que ya han llegado, otros en dirección a las playas aunque el frío no convida sino a tomar el sol, el «procés» se tomará un respiro al menos para aquellos que tendrán otras cosas en que pensar; los periódicos y resto de medios de comunicación se tendrán que buscar la vida, porque hasta los tertulianos de las tertulias que lo estudian todo, y todo es lo que ocurre en Catalunya, o casi, habrán sacado su ticket correspondiente para unos días fuera, de modo que las redacciones de aquí o de allá comenzarán a pensar en el gordo de Navidad, en sí los españoles van a comprar o no el cava catalán en ir pensando en donde someter al cuerpo a esfuerzos y riego sanguíneo suficiente para digerir todo aquello que habrá que comer y beber mientras el día 21 llega, con sus emociones, sus resultados y sus consecuencias, pero para entonces, dicen, muchas familias catalanas, ya se han partido en dos o en tres, amistades desde niños han quedado rotas y así todo seguido, por la obra y gracia de una idea perversa, dícese de haberles vendido una Arcadia feliz, porque en realidad el mundo va directo a la globalización, Europa necesita unirse también políticamente una vez que tendrá que tenérselas tiesas con los otros bloques del universo mundo.

Con el sentimiento, solo, no se va a ninguna parte, porque el mundo entiende mucho más de otras cosas; economías razonables, sanidad y educación públicas como está mandado y todo perteneciendo a esa Unión Europea de la que somos un trozo y encima ese trozo está en el Sur, para ir debilitándonos todavía más. Y finalmente, todo y lo dicho, si algo hace digno al ser humano es la libertad y los catalanes la ejercerán votando.