Como preludio a la Navidad, Segorbe celebra estos días su emblemática Feria de la Purísima. Una fiesta declarada de interés turístico autonómico que este viernes llega a su día grande y en el que se espera que pasen por la capital palantina miles de personas para vivir y disfrutar de una de las tradiciones con más solera y más populares de Segorbe.

Hoy, el municipio despierta con el aroma de los días festivos para vivir en familia y con amigos la gran Feria donde los dulces y productos gastronómicos de las paradas, la artesanía, la decoración navideña y las atracciones toman las calles de la ciudad en un inmenso recinto ferial ubicado en el Sector uno, que además hoy se amplía por la avenida España y la zona de Fray Luis Amigó y adyacentes para dar cabida a los más de 300 puestos que ofertarán una amplia variedad de productos.

Y es que, si a lo largo de todo el puente de la Inmaculada las 50 atracciones y los puestos gastronómicos ya funcionaban, es hoy, sin duda, el día que mayor afluencia registra la Feria que, este año, prolongará su apertura durante todo el fin de semana.

Desde primera hora de la mañana hasta la última de la tarde, segorbinos y visitantes de pueblos vecinos pasean por la feria y buscan, entre los múltiples puestos, cumplir con la tradición buscando algún objeto que «feriarse», que no es otra cosa que comprarse o regalar algo a tu novio, amigo o familiar.

Y si típico es feriarse, salir hoy a comer con los amigos a bares y restaurantes y degustar una comida a base de carne a la brasa y embutido como menú de la feria también lo es. Esto hace que hace que muchos de los restaurantes tengan ya hoy sus reservas al 100%.

Pero si hay alguien que durante estos días disfruta de manera especial, estos son los más pequeños. Durante estos días, los niños se convierten en los protagonistas de una jornada en la que divertirse entre atracciones, caballitos, tiovivos, comer algodones de azúcar, caramelos y chucherías o comprar juguetes, muñecos y globos. Una difícil decisión que se extrapola también a los más mayores a la hora de elegir qué comprar entre los múltiples puestos del recinto ferial. Muchos son los años desde que la capital segorbina comenzó a celebrar esta feria de la Inmaculada, cuya tradición se remonta al siglo XIV. A partir de la concesión de un privilegio otorgado por el rey Pedro IV el Ceremonioso, se amplió la concesión de día de mercado extraordinario que desde fines del siglo XIII concedió el rey Jaime I. Ya en el siglo XIV, Pedro el Ceremonioso convierte el día de mercado, que se celebraba en el siglo anterior, en feria agrícola y ganadera.