El Valencia ha bajado su rendimiento futbolístico respecto al primer tercio de la Liga, pero sigue manteniendo el coraje para sobreponerse a los malos momentos. Se comportó anoche como un equipo grande: aguantó cuando era superado por el rival, como en la segunda parte, y atacó en la fase decisiva. Una pillería de Nacho Gil, protegiendo el balón dentro del área ante la embestida absurda de Tucu Hernández, propició el penalti transformado por Parejo. Mientras, dos colosos, Kondogbia y Zaza, dos jugadores de talla mundial que trabajan como juveniles, mantuvieron alto el espíritu de un equipo rebelde contra la frustración y contra las notables ausencias de Garay y Guedes.

La primera parte fue espléndida. Los dos equipos atacaron mejor que defendieron. El Celta a través de un Iago Aspas supersónico con la pelota en los pies, inalcanzable para un un pelotón de perseguidores blanquinegros. Y el Valencia con más variedad: los giros de Rodrigo, el compás de Parejo para medir los avances, la insistencia y ambición de Gayà... y Zaza, mucho mejor jugador de lo pensado por el más optimista de los aficionados de Mestalla cuando llegó en invierno pasado procedente del West Ham.

El delantero italiano añade cada jornada algo nuevo a su catálogo de remates dentro del área: ayer fue un cabezazo al primer palo, donde cazó un centro de córner de Parejo (es su décimo tanto en la Liga). El Celta respondió redoblando la posesión a partir de su pequeño Lobotka, un eslocaco con muy buena pinta. El árbitro se tragó un penalti de Gabriel Paulista a Jony, que no se tiró (menuda diferencia de nobleza de los celtiñas comparados con el Getafe la pasada semana). Sisto quebró a Montoya y su centro lo cabeceó en plancha Iago Aspas. Solo Neto, estirándose hacia su izquierda, evitó el empate.

El Celta igualó el encuentro en el arranque de la segunda parte. Aprovechó Sisto una subida al ataque de Montoya para centrar y, tras un disparo de Maxi Gómez, el rechazo favoreció a Iago Aspas, siempre astuto en el área. Marcelino optó por Nacho Gil en lugar de un tocado Carlos Soler. En el otro lado, Andreas Pereira estuvo intrascendente. También entró Santi Mina por Rodrigo. Los cambios no mejoraron en un principio al Valencia. Ante un Celta cada vez más pujante, solo Kodogbia podía con todo. A partir de su jerarquía, el VCF volvió a crecer. Entró en acción el habilidoso Nacho Gil, picó Tucu y marcó Parejo. El VCF aprende a sobrevivir a sus debilidades. Es un valiente.