Primera derrota para Sergi Escobar. Primera derrota del Castellón a domicilio en lo que va de temporada. Todo lo que le pudo salir mal en Los Arcos le salió mal al Castellón, o casi, que perdió 2-0 un partido que se enredó pronto, ensombrecido el juego por la confusa labor arbitral. La derrota frena al Castellón y lanza al Orihuela, que solo ha cedido un empate en su campo, hacia la cabeza. El Orihuela es segundo tras el Atlético Levante, líder con nueve puntos de margen respecto al Castellón, que sigue cuarto.

El partido se quedó en bronco y marrullero, pero de entrada pareció ser otra cosa. El Orihuela le metió ritmo al baile inicial: ritmo en la presión alta, ritmo en las transiciones, ritmo al espacio y ritmo en la circulación. La batuta de Brian inspiró la agitación del bullicioso Iván, que gobernó los alrededores de Antonio. En una de sus escaramuzas llegó el primer gol. El exalbinegro Antonio embocó desde la frontal un tiro raso y esquinado, pero suave. La pelota rodó por el césped como un conejo bajando por una ladera, como un putt largo y bien tirado. Zagalá no llegó pese a estirar los brazos.

El 1-0 del minuto 14 coronó ese arranque superior del Orihuela, pero a partir de ahí bajó un pistón el juego. El Castellón niveló el pulso desde la pelota, con el rival cada vez más perfilado para las contras. Tomaba aire el equipo de Escobar, pero el paisaje mutó en el minuto 28. Las cámaras enseñaron al local Iván en el verde, quejándose de un golpe en la cara. Enrique vio la roja directa.

El Castellón tardó en asentarse tras la expulsión. El propio Iván tuvo el 2-0 pronto, pero su cabezazo a quemarropa lo repelió Zagalá. Cuando se reajustaron las piezas, con Luismi de central y Serra en el costado diestro, el Castellón se fue sintiendo seguro pese a la inferioridad numérica. La última ocasión del primer tiempo fue visitante. Emilio hubo de esforzarse para desviar a córner un zapatazo de Arturo.

El primer tiempo se cerró con la expulsión de Sergi Escobar, entrenador del Castellón. El árbitro empezó la segunda parte de la misma manera. No se supo muy bien nunca qué era falta y qué no lo era, qué era tarjeta y qué no lo era, qué suponía expulsión o vista gorda. En una jugada se pasaba de permisivo y en la siguiente exhibía la piel más fina posible. Pese al caos, el Castellón estaba manejando el partido con tiento. Estaba por debajo en el marcador pero no le convenía que pasara mucha cosa, le convenía que avanzara el tiempo en sigilo.

Los nuevos planes se torcieron en el minuto 68, en plena ruleta arbitral. Marenyà fue expulsado por una mano que el colegiado interpretó voluntaria.

Aún con 9 el Castellón dio la cara. Intentó sin suerte forzar las expulsiones de Iván y Rafita, cuya moneda cayó cara y no cruz, como las albinegras. Sin excesivos apuros ni paradas de Zagalá, con las piernas frescas de Nico en punta, el Castellón braceó hasta el tiempo de descuento. Con 1-0, incluso soñó con la heroica, pero el Orihuela defendió bien la pelota parada. El partido no acabó hasta que los locales marcaron el 2-0, obra de José Carlos en el minuto 96, un gol que quizá pese en el futuro en un hipotético desempate. Mucho tiene que remontar para ello el Castellón, que acabó la noche con apenas ocho hombres. Un minuto antes había sido expulsado por protestar el lateral Kike Ferreres.