Reconozco que soy fácil, que ni siquiera hace falta que me provoquen mucho para entrar al trapo y embestir. Lo digo por aquellos que han venido a preguntarme por la titularidad del dinero con el que supuestamente van a participar en la ampliación de capital Vicente Montesinos y cía. Pero creo que hay dudas más graves.

Ciertamente entiendo la preocupación, dado que los precedentes en este club invitan a la sospecha cuando no la desazón. En tiempos hubo quienes cargaron a las cuentas del club los intereses del préstamo con que se hicieron propietarios del Castellón, hasta que este periódico descubrió la tropelía. Supongo que esperan que repita aquella denuncia. Mas antes de mirar la procedencia de ese dinero habrá que constatar con qué derechos van a desembolsarlo. Digo que los actuales inquilinos de esta empresa ­-porque pagan un alquiler- sólo son propietarios de dos acciones a través de dos sociedades distintas, con lo que su opción se reduce a comprar otras tantas.

Al contrario de lo que pudiera parecer, el actual consejo comparte muchas cosas con David Cruz, y barrunto que ninguna buena: desde el secretario a los vaivenes deportivos, pero no sé yo si el peor denominador común es el desprecio absoluto exhibido a la junta general de accionistas para luego correr a contar sus intenciones en el diario amigo, sólo así nos hemos enterado de que utilizarán el derecho preferencial del ex presidente para suscribir esa mayoría de la ampliación que le corresponde.

Confieso que me sorprende la bondad de Cruz cuando en puridad supone su óbito mercantil, la definitiva desaparición del peor dirigente en la historia a la misma altura de los supuestos expoliadores, salvo que la realidad sea distinta y nos estrellemos de bruces con la estulticia de quienes le pagan para que se vaya por ese papel mojado que son las acciones de una empresa en quiebra. No lo olvidemos, esta ampliación se rige bajo el diseño exclusivo de Cano Coloma, quien pese a su altruismo engolado durante la asamblea, bien que ha cobrado del club por los servicios prestados a Cruz, que no es lo mismo.

Así que, en el mejor de los casos, seguimos con la amenaza de disolución. La operación, dicen, servirá al menos para deshacer cuantos entuertos y recovecos ponen en cuestión la propiedad de la SAD, y con el mismo tic de antaño, obviando la acción judicial de Osuna. Pero la deuda sigue ahí, amenazando nuestra supervivencia, como para pensar encima que el dinero de los abonos se destina a cambiar el club de dueños en vez de en fichajes

-Fernando Campos. No es simple paralelismo el que acompaña la trayectoria de Cruz y Bruixola, por muchos que ambos renieguen del otro en estudiada empostura. Sus respectivas actuaciones con el fútbol base albinegro les delata. Porque la actual dirección obligó el pasado verano a la mayoría de entrenadores de las secciones inferiores, si no a todos, a que condonaran buena parte de la deuda que arrastraba Cruz con ellos, en una prueba más de esa cohabitación perfecta que ha venido destapándose a medida que el paso de las jornadas dejaba al aire las vergüenzas y miserias del ¿nuevo? consejo. Técnicos y jugadores han seguido trabajando en pobres condiciones y en un estado de semiabandono lamentable.

No diré yo que esa sea uno de los motivos por los que el entrenador del olvidado Juvenil presentó su dimisión el lunes, entre otras cosas porque su acendrado albinegrismo y su manifiesta caballerosidad le impedirán confirmarlo. Pero Fernando Campos ha convivido y sufrido demasiados años la intemperie como para hacernos creer que se va por unas derrotas. No va con él. Este tipo de abandonos tampoco son nuevos, son tics que delatan.