Ángel Dealbert cumplirá en enero 35 años. Es miércoles, hace frío y hay jornada de Liga en Tercera. Dealbert ha jugado Champions y tiene la vida resuelta. Podría estar en casa adornando el árbol en la víspera de la Navidad, podría estar junto a la chimenea diciendo a los demás lo que tienen que hacer, y mirando de reojo en la cuenta corriente su dinero. Pero no: Dealbert está arremangado y despeinado sobre el barro de Castalia, sudoroso y capitán, achicando balones hasta el último de los seis minutos de descuento, jefazo imperial cuando más se le necesita en inferioridad numérica, destilando un entusiasmo ejemplar con la pelota. Porque Dealbert, que podría no hacer nada y besarse el escudo cuando le invitaran al palco, decidió hacerlo todo: arriesgar imagen, estatus y posiblemente un capazo de euros con el objetivo de sacar de Tercera al club donde se formó y debería, acabe como acabe el cuento, ser verdadera leyenda. Anoche, tras el 1-0 contra el Alzira, tras el pitido final del minuto 96, el veterano Dealbert, el 11.º futbolista con más partidos en la historia del club, el que más de los que quedan en activo, buscó y abrazó al joven y discutido Guinot, su pareja en la zaga, y candidato a decir adiós en los rumores de bajas.

Dealbert y Guinot secaron ayer a Cristian Herrera, el pichichi de la categoría. Explotaron los fuegos de artificio tras la derrota de cada año en Orihuela, pero Sergi Escobar sigue a lo suyo. Rendimiento: dos partidos en casa, dos 1-0. La victoria de ayer se fraguó de idéntica manera. La solidez defensiva que acható el potencial ofensivo de La Nucía minimizó la fiereza de Cristian para el Alzira. El Castellón ganó, y lo hizo bastante bien. En el primer tiempo tuvo el juego y en el segundo encontró el gol. Lo hizo Javi Rubio en el minuto 50 al volear un rechace desde la frontal del área. El líder sigue lejos, pero termina la primera vuelta tercero. Ayer, otra vez, superando lesiones (Pedra) y expulsiones (Amine). Es duro el invierno, pero son tres puntos para el granero.

De entrada

Las bajas de los tres expulsados en Orihuela -Enrique, Marenyà y Ferreres- condicionaron el once del Castellón. Abraham desplazó a Luismi al carril izquierdo y Guinot empujó a Arturo, con Dealbert de vuelta a la cueva, a la medular albinegra. Los de Sergi Escobar desplegaron sobre el verde un catálogo de buenas intenciones. El Alzira discutió de entrada la pelota pero el Castellón ganó el pulso en el centro del campo. Lo hizo con Arturo vigilando la puerta mientras Rubio repartía las cartas. Hubo de todo un poco menos gol: pinceladas de William, rupturas de Pedra y escaramuzas de Serra. También ganó Cubillas varias por alto, pero la mayoría lejos del área.

El Castellón se marchó a cero al descanso porque no marcó, y no marcó porque le faltó colmillo en el mordisco. Sus llegadas fueron más y mejores, en especial durante la primera media hora. En el minuto 3, un robo alto de Dealbert propició una aparición de William entre líneas. El brasileño plantó a Cubillas frente al marco, pero Dolz le tapó el gol por partida doble. El Castellón creció a medida que creció Rubio en el medio. Lo hizo todo bien en un tramo de inspiración: un cambio de orientación que Serra no exprimió de la mejor manera, dos roscas a pelota parada que Guinot y Cubillas remataron fuera, y un golpeo desde la frontal que repelió la madera. Cuando Rubio le pega al balón, el zumbido suena de otra manera.

La lesión de Pedra -el único que rompía al espacio- descabalgó al Castellón. Iván Sales tardó seis minutos en completar el cambio, del 30 al 36, y el Alzira lo aprovechó para tomar aire. El equipo de Fernando Gómez Colomer mutaba de tierno peluche a peligroso felino cuando la pelota llegaba a Cristian Herrera. El pichichi del grupo avisó dos veces: una le frenó el linier con un fuera de juego, y la otra la repelió Zagalá como pudo, atento Abraham para barrer el rechace corto.

Tras el descanso, al Castellón le cayó el gol muy pronto. Le cayó a Javi Rubio, ese magnífico llegador que lleva unos cuantos y casi todos iguales, así que no se puede achacar a la suerte. Tampoco lo que ocurrió después. Con el 1-0, el equipo de Escobar bajó la persiana. Dolz le sacó el 2-0 a Cubillas, poco después en otro buen pase de William a la contra. Luego solo un error del joven Amine alumbró la rendija al empate, pero Zagalá aguantó bien de pie frente a Cristian. Con 11 o con 10 tras la doble amarilla de Amine, el Castellón vistió de impermeable, incapaz el Alzira de desnudarle.