Les confieso una cosa. A estas alturas casi me da igual saber si las conclusiones finales de la comisión de investigación de las cuentas en el área de Fiestas acaban ante la Fiscalía. Doy las gracias sobre todo por permitirnos disfrutar del concejal popular Juan José Pérez Macián en estado puro. Le reconozco una cosa: ser la persona que tiene que salir a dar la cara sobre la gestión del PP en el periodo investigado -2008-2015- , ser el edil que hasta llega a creerse que no ha habido pufos contables en la época de Jesús López al frente de la Junta de Festes es, sencillamente, encomiable. El marrón es grande pero, sinceramente uno llega a pensar que Pérez Macián es capaz de creerse sus retorcidos argumentos. Y da miedo. ¿Ha perdido un minuto el concejal popular en leerse toda la documentación aportada, en escuchar los testimonios, algunos de ellos reconociendo, por ejemplo, que era la propia Junta de Festes la que cobraba la tasa de ocupación de vía pública, que se llegó a trabajar incluso con menores, que los contratos brillaban por su ausencia...? Da igual. Al señor Pérez Macián le va la marcha.

Al PP le interesa tapar sus vergüenzas tras 24 años de gobiernos absolutos y sabe que en el tema de las cuentas de fiestas pintan oros, copas, espadas y bastos. Por eso se han llenado la boca hablando de «caza de brujas» o de ir contra el 'món de la festa'. Pero ayer Pérez Macián fue más lejos. Una vez más, incidió en el carácter «inquisitorial» de la comisión de investigación y le dio el personaje de Torquemada a su presidente, Xavi del Señor, a quien acusó de ser más «un verdugo del medievo que un representante público del sigo XXI». Uno se pregunta si no debería ser precisamente el acabar con los trapos sucios en la gestión municipal una de las labores de nuestros políticos, como así se está haciendo en el hasta ahora opaco mundo de las fiestas.

El portavoz adjunto del PP tiene pasión por adjudicarle personajes históricos a sus rivales «estalinistas», pero rara vez se asigna uno. Pero ayer lo puso a huevo porque le viene al pelo el papel estrella de Al Capone de la Plana, eso sí, solo con las amenazas como arma. Porque lejos de rebatir los indicios de delito que supuran por todos los costados de la investigación, y de respetar la decisión plenaria, advirtió de que pedirá «responsabilidades políticas» si se deciden elevar las conclusiones a Fiscalía y ésta acaba por archivarlas.

Pero lo mejor se lo guardaba para su 'admirado' Del Señor, al que avisó que quizás debería ser investigado para aclarar si paga correctamente sus impuestos y declara su actividad como músico en Tom Bombadil. Así, sin más, sin papel que lo respalde. Este es Pérez Macián. El 'pistolero' de la lengua fácil.