Fanal se constituyó como empresa en 1986, pero no fue hasta un año después, en 1987, cuando se pusieron en marcha sus hornos. Por tal motivo, la ya veterana empresa de Onda está a punto de despedir el año de su 30 aniversario, y para ponerle el broche de oro a la conmemoración, la firma ha celebrado, como es habitual por estas fechas, una comida de hermandad en la que ha participado una más que significativa representación de la plantilla de la compañía.

«El balance de estos 30 años ha sido muy positivo», asegura el fundador y director general de la compañía, Rafael Fabregat, quien subraya que, desde su puesta en marcha «nunca, ni siquiera en los años más duros de la crisis, hemos dejado de crecer y evolucionar para adaptarnos a las necesidades del mercado». La historia de Fanal se inicia en una fábrica de l´Alcora produciendo pavimento, luego se añadieron los revestimientos. Poco a poco, y ya en sus actuales instalaciones de Onda, «fuimos combinando la pasta roja con la blanca, y hoy la totalidad de nuestra producción es de pasta blanca y porcelánico. Y podemos presumir que todo lo producimos nosotros. Es decir, la calidad de la marca Fanal es única». Hoy, Fanal Cerámicas está catalogada como una de las 21 mayores azulejeras de España por volumen de facturación, según la consultora KPMG.

Para Fabregat, el éxito de Fanal en estas tres décadas se debe a que «contamos con un equipo de profesionales que siempre considera que puede hacerlo mejor y, de hecho, lo hace; y también a qué desde nuestro nacimiento hemos logrado adaptarnos a las necesidades del mercado y a las circunstancias socio-económicas que nos rodean. Por eso, precisamente logramos seguir creciendo incluso durante la última crisis económica».

Fabregat puntualiza que otro de sus aciertos es que Fanal «somos creadores de espacios habitables, y no fabricamos productos para ser consumidos de manera masiva para el sector de la construcción. Ni ahora ni antes». Y gracias a una decidida y valiente apuesta por la innovación y la calidad, tanto en lo que se refiere a los aspectos técnicos como los estéticos, «hemos conseguido que las propuestas de Fanal sean, hoy en día, protagonista en las paredes y suelos de las estancias más nobles de cualquier hogar o local público: desde establecimientos a hoteles pasando por oficinas».

Fanal ha logrado una importante repercusión en el mercado mundial por la originalidad de sus piezas y su gran variedad de formatos, pero, sobre todo, por su reconocido superbrillo y el revolucionario acabado espejo de sus pulidos con un insuperable efecto de profundidad, que es la mejor prueba de la capacidad de la compañía «para superarse y reinventarse de manera constante y, prácticamente sin pausa», subraya Fabregat.

Hay que resaltar que Fanal Cerámicas no ha dejado de crecer desde su fundación, y en el año que está a punto de finalizar, está registrado una positiva evolución en la internacionalización de sus productos. El objetivo comercial para 2017 es, explica Fabregat, «el mismo de los últimos años, crecer en torno al 10 %».