El Barcelona asestó un golpe definitivo al Real Madrid en Liga y endosó a Zidane su derrota más dolorosa, tras una apuesta arriesgada sentando a Isco y apostando por Kovacic, que se le volvió en contra en una segunda mitad de inferioridad con goles de Luis Suárez, Messi de penalti y Aleix Vidal.

Se esperaba salida en tromba madridista y dejó un gol bien anulado a Cristiano Ronaldo por fuera de juego y un intento lejano de Carvajal a manos de un seguro Ter Stegen. Las intenciones eran buenas, los dos equipos presionando en campo contrario y desatando una lucha en el centro del campo por el balón que sería la clave. Mejores intenciones que fútbol.

Los gestos de los futbolistas resumían la primera parte. Cristiano aparecía por todos los lados, metido y protestando cada acción. Iniesta se desesperaba pidiendo calma con sus manos porque estaba más alejado de lo que deseaba del balón. Messi se tocaba el pelo mientras meditaba la zona del campo donde podía aparecer para desequilibrar. Busquets se lamentaba por perdidas impropias de su calidad en la salida de balón. En minutos todo cambiaría.

El Barcelona no arriesgó y el Real Madrid atacó a oleadas con Modric como el cerebro de todo. Con Benzema en zona de nadie y nula participación hasta la última acción del primer acto, cuando cabeceó al poste su único remate a puerta, los ataques locales los monopolizaba Cristiano.

El Barcelona sabía que solo crecería en el clásico con el balón y se lanzó por él en el inicio del segundo acto. Le metió morfina al rival para rebajar el hambre madridista en cada disputa. El nerviosismo se apoderaba de un Bernabéu que comenzaba a mirar a Zidane esperando un movimiento desde el banquillo.

Iniesta puso su nombre al balón, con lecciones en cada una de sus apariciones, y comenzaron a acabar jugadas con Luis Suárez avisando antes de romper el partido. En la mejor salida de balón de un Busquets impreciso, encontró el espacio al movimiento de Rakitic, la mala lectura de Kovacic que por seguir a Messi dejó un tres para dos que aprovechó Sergi Roberto para extender su sociedad con Luis Suárez. A placer adelantaba al líder.

El Real Madrid entró en shock. En minutos de inferioridad no pudo ni tirar de casta. Un error de Casemiro dejó en un mano a mano al uruguayo ante Keylor que sacaba y tras varios remates Carvajal detenía con sus manos un cabezazo de Paulinho. Expulsión, penalti y lanzamiento a la escuadra de Messi. Las opciones del Real Madrid quedaban sentenciadas.

Fiel a su identidad, el Real Madrid murió luchando hasta el final, pidiendo dos manos dentro del área rival no señaladas por el colegiado y hasta perdonando oportunidades claras de gol Bale. Pero ya estaba a 14 puntos del liderato.