La parroquia de Torreblanca está llevando a cabo una nueva rehabilitación de la iglesia de Sant Bartomeu en la que destaca la reforma de la entrada al templo y de los altares laterales, entre otros trabajos. El coste total de las obras asciende a 195.000 euros y la parroquia busca fondos para sufragar los 38.000 euros que todavía no tienen financiación. Por otra parte, el párroco Nuno Vieira quiere aprovechar esta intervención para recuperar unos grafiados ocultos del siglo XVIII que se descubrieron en la entrada al templo.

«Estamos saneando las humedades de todas las capillas laterales, con la renovación del suelo y reconstrucción de las paredes. Los altares quedarán descarnados creando con una placa de pladur una cámara de aire y un sistema de ventilación subterráneo para evitar humedades», explicó Nuno Vieira, que añadió que se esta cambiando y ampliando el suelo de la entrada. Las puertas laterales pasan a ser frontales, retornando toda la amplitud a la entrada de la iglesia. Con un juego de madera y cristal adecentaremos la entrada, que nos permitirá mantener el templo cerrado». También se pretende renovar la instalación eléctrica.

El coste de estos trabajos es de 195.000 euros. «El Obispado de Segorbe-Castelló nos ha autorizado a solicitar un préstamo de 100.000 euros a diez años y nos ha donado 57.000 euros a fondo perdido. La parroquia se ha responsabilizado de financiar 38.000 euros más», indicó el Vieira.

El párroco ha enviado una carta a todos los concejales explicándoles la situación de la iglesia. Además, la parroquia organiza colectas o vende lotería para sacar fondos. «En otras fases nos han ayudado también particulares con aportaciones», dijo el cura, que también busca la implicación de las instituciones. «El patrimonio del pueblo se debe mantener entre todos», señaló, y explicó que, de haber financiación suficiente, se actuaría también en el tejado de la cara norte. En los últimos años se realizaron otras dos intervenciones, con un coste total de 200.000 euros.

«En la parte superior de la entrada encontramos unos grafiados que datan entre finales del siglo XVII y principios del siglo XVIII. Con las catas realizadas hemos descubierto que había cinco capas de pintura encima», indicó el párroco. La iglesia se ha dirigido a la Diputación de Castelló para que colabore en esta tarea. «Es patrimonio de un pueblo que merece un gran respeto», concluyó.