El fiscal, en su escrito de calificación inicial, solicita un total de 75 años para el hombre que degolló a su pareja, Krisztina Szabó, de 43 años, e hirió gravemente a sus dos hijos, una niña de 11 años y un niño de 13, en Benicàssim. Los hechos ocurrieron la mañana de la 20 de julio de 2016 en el domicilio familiar de la entonces pareja, en el número 11 de la calle Ilustración de mencionada localidad.

El fiscal imputa al agresor, Óscar L. H., un delito de asesinato y dos de homicidio frustrado. Pide una pena de 25 años por cada uno de ellos y una indemnización global de 475.390 eros para los herederos de la víctima.

La vista oral por este crimen de violencia machista, que conmocionó a los vecinos de Benicàssim, se ha fijado para el próximo día 8 de febrero en la sección 2ª de la Audiencia de Castelló.

En su escrito inicial, el ministerio público asegura que el procesado y la víctima, natural de Hungría, mantenían una relación de pareja desde 2002 y tenían en común dos hijos. «Durante al menos los dos últimos años, la relación entre la pareja se había deteriorado», señala en su escrito el fiscal, quien añade que la mujer había decidido iniciar un proceso de ruptura con el procesado, «anunciándole que deseaba separarse de él y que su intención era encontrar una vivienda en la que residir con sus hijos de manera independiente». «Todo lo cual», prosigue el fiscal, « no fue bien aceptado por el procesado que, extremadamente celoso y posesivo, controlaba y vigilaba todas sus amistades, llamadas telefónicas y movimientos, impidiendo que pudiera tomar decisiones por sí misma».

El relato del acusador público destaca que en las últimas semanas de convivencia la pareja dormía separada, «de modo que el procesado lo hacía en la cama de la habitación de matrimonio y ella en el sofá del salón, hasta que adquirió un colchón hinchable».

La noche del 19 de julio de 2016, l a mujer se acostó en el colchón hinchable y, junto a ella, su hija. Sobre las 7 de la mañana del día 20, Krisztina se levantó para prepararse para lleva a su hija a una clase de zumba. La niña le dijo que quería dormir unos minutos más, y la madre se dirigió al dormitorio principal. «Sentada sobre la cama, fue sorprendida por la espalda por el procesado quien, con la intención de acabar con su vida, agarró a su pareja por el pelo con una mano extendiendo su cuello hacia atrás mientras le colocaba en el cuello un cuchillo afilado, obligándola a permanecer en silencio haciéndole dos cortes superficiales de tanteo», recoge el escrito. «A continuación, de forma rápida e imprimiendo gran fuerza, el procesado degolló a su compañera provocándole un corte horizontal en el cuello tan profundo que afectó al cuerpo vertebral de la cuarta vértebra cervical y le ocasionó de forma inmediata la muerte por shock hipovolémico».

Tras degollar a su pareja, l se dirigió al salón donde dormía su hija y le propinó un corte en el cuello. El padre le tapó la cabeza con la almohada, ante la creencia de que había fallecido. Minutos después, el agresor se encaminó hacía la habitación donde dormía su hijo y armado con el cuchillo comenzó a atacarle, «gritándole que así aprenderían a respetarle». El niño intentó esquivar las acometidas del padre y salió al salón, con el padre tras él lanzándole cuchilladas. Durante la agresión del padre al hijo, se despertó la niña, que comenzó a preguntar que «por qué les hacia esto». Entonces, el padre, de súbito, detuvo el ataque.

Los niños se refugiaron en el baño y suplicaron al padre que pidiese una ambulancia, quien, tras recostarse en el sofá, llamó al 112, sobre las 7.53 horas de la trágica mañana.