Los actos de la Jornada Mundial de las Migraciones comenzaron el miércoles con la mesa redonda organizada por el Secretariado Diocesano de Migraciones. Los intervinientes expusieron respuestas y soluciones que ya se están dando en las parroquias de la Diócesis. Han intervenido el Proyecto Educativo Sambori de Cáritas, con Marta Martínez y Dolors Mas, la experiencia del Movimiento Mundial de Trabajadores con Charo Castelló, y la iniciativa ObrintFronteres con Fernanda Díaz. Las próximas citas son la vigilia de oración el viernes y la Eucaristía presidida por el Obispo el domingo.

Marta Martínez presentó los proyectos de las Iniciativas Comunitarias de Apoyo a las Parroquias (ICAP) que se dirigen a mujeres y niños. Por una parte hay los talleres de lengua y de costura: «Son espacios de encuentro en los que todos estamos al mismo nivel, cultivando el respeto a la diferencia y visualizando la convivencia». Con los niños, Dolors Mas explicó el trabajo de apoyo a menores nacidos en España pero cuyas familias son de orígenes diversos.

La atención concreta en la Diócesis a los emigrantes se ha conjugado con la descripción general de los movimientos migratorios en el mundo. Charo Castelló recordó que el 70% de los trabajadores en América Latina y Asia son informales, y que mil millones viven con un dólar al día. Por ello la mitad de los 250 millones de personas que circulan por el mundo tienen una motivación económica. En este sentido, Castelló remitía a aporofobia, el concepto acuñado por la catedrática Adela Cortina y recogido recientemente por la RAE: «Plantea que el rechazo no es al emigrante en sí, sino al pobre», explicó.

Durante diálogo entre el público y los ponentes se evocó la necesidad de una acción a nivel político y de aportar argumentos para la legalidad hasta al más alto nivel mundial. Sin embargo quedó en evidencia la dificultad de influir, incluso en gobiernos democráticos escogidos por la gente. La representante de Obrint Fronteres reconocía que no se corresponden los buenos deseos con el compromiso de la sociedad.

Uno de los asistentes recordó que el compromiso con los inmigrantes y refugiados no se puede apoyar solo en la razón filosófica: «La base está en que cada persona es imagen de Dios».