Me gustaría que mi club fuera de frente y mis jugadores no se enteraran por la prensa de que sobran. Me gustaría que los que toman las decisiones asumieran de forma clara las responsabilidades y no tiraran de eufemismos para repartir las cargas de cara a la gente. Se hizo en verano con futbolistas que pudieron venir y no vinieron, y se está haciendo ahora con algunos descartes. Me gustaría que la plantilla se hubiera tocado menos de lo que se va a tocar, porque pienso que no se le ha sacado todo el rendimiento, porque pienso que el mercado invernal a menudo solo sirve para cambiar de cromos, para mover por inercia las piezas del tablero. Me gustaría que el Castellón fuera un lugar donde arraigar y no donde estar de paso. También sé que vendrán otros que serán de inmediato nuestros, y se nos olvidará todo esto muy pronto.

Yo me hubiese quedado a Nico y a Zarzo porque dan el nivel, y he apostado un par de cenas a que nadie mejorará la media goleadora de Fonte. Yo hubiese fichado quizá otro zurdo para el carril y a un especialista en el pivote. No más para una plantilla que lleva cuatro puntos más de los que llevaba el talonario Aerocas de Calderé y sus muchachos, campeones aquel año. También pienso que lo que yo opine del tema no importa nada y no interesa demasiado.

Me gustaría que mi club no estuviera en 3.ª y no arrastrara deudas, cicatrices y lloreras, pero a menudo las cosas son como son y no como nos gustaría que fueran. Me gustaría que alguien pusiera 5 millones de euros, y se acabó, pero no conozco a nadie dispuesto a hacerlo. Me gustaría que los que se llevaron dinero pagaran por ello, y el club ayudara en la maniobra. Me gustaría que los empresarios que aplazan su apoyo al Castellón no fueran cambiando de excusa según convenga, porque es lícito no querer participar pero no tanto enredar para eludir la consiguiente factura social. Me gustaría que el albinegrismo no hubiera renunciado tan pronto a pedir dinero público, sin complejos, aunque ya sepamos que no está para el fútbol sino para cosas más importantes, como el ciclismo, el atletismo, el voleibol o los conciertos de Bustamante. Me gustaría que los políticos se unieran en esto, y me gustaría que el Castellón fuera de muchos y no de unos pocos. Me gustaría que todos asumiéramos que cuando se vayan los centuriones quedaremos los orelluts. Me gustaría ganar siempre, pero ya se sabe.