Primeras dos semanas de mes y de año y estoy convencida de que a muchos ya se les están olvidando los buenos propósitos para 2018. Yo los mantengo intactos para la gestión municipal de un año que escenificará la transformación de Almassora hacia un urbanismo más sostenible y respetuoso con sus habitantes y que pondrá en valor recursos tan importantes como el paraje de Santa Quitèria. El año EDUSI ha comenzado. Los fondos Feder llegarán en breve.

Hablo de futuro pero no son promesas, son hechos que ya están en proceso. Con otras dos fases de la reforma de la calle San Jaime adjudicadas a sus respectivas empresas, esta zona abanderará la convivencia peatón-ciclista-conductor mientras junto al colegio Errando Vilar se alza el trinquete que también cofinanciará la Unión Europea. Promover el deporte no es un asunto superfluo en una sociedad tan sedentaria como la nuestra y a ello contribuirá esa transformación de paraje del Millars junto a la ermita.

En este 2018 tenemos que proteger nuestros mejores activos, y el río sin duda lo es. Pero también hay mucho trabajo que hacer al margen de las subvenciones europeas. Por ello, si son usuarios de la estación de tren habrán comprobado el drástico cambio que han generado las obras en el entorno del apeadero.

Es más, el empeño del concejal de Servicios Públicos, Joan Antoni Trenco, en adecentar este espacio ha llevado a Renfe a comprometerse a una reforma del edificio en apenas dos meses. La seguridad será el siguiente paso, como la ampliación de la nueva zona de aparcamiento, inexistente hasta ahora, y como las aceras con rampas o los pasos de peatones que ya están en su sitio.

Es cuestión de escuchar, una facultad que no siempre desarrollamos como la ciudadanía merece debido a la multitud de asuntos que atender y la gestión de despacho a diario. Por ello en este 2018 no quiero perder ni un minuto en atender las preocupaciones de mis vecinos, sea cual sea la vía elegida para ello. Pero en este tiempo de Whatsapps y redes sociales, estoy segura de que no hay nada más efectivo que el contacto directo.

La iniciativa del Dia del Veí, que ha sido uno de los grandes aciertos de esta legislatura para mejorar la comunicación directa con los vecinos, todavía tiene mucho que decir. Si hasta ahora han sido ellos los que se han desplazado hasta la Alcaldía para transmitirme sus problemas y peticiones (¡espero que sigan visitándome!), ahora seremos nosotros quienes nos traslademos a cada distrito para comprobar 'in situ' las demandas vecinales.

Les esperamos en esas reuniones abiertas a las que podrán asistir todos, con independencia de que formen parte o no de alguna asociación vecinal, porque entendemos la democracia como la capacidad de participar más allá que en las urnas cada cuatro años. Las hojas de ruta no son más que eso, como los presupuestos sólo marcan un reparto de las cuentas que variamos según las necesidades y los imprevistos. Y, cómo no, dependen directamente de sus peticiones.

Como les decía al principio, el año está lleno de buenos (y realistas) propósitos. Volvemos cargados de energía para resolver los problemas que importan, como el nivel del paro, por primera vez por debajo del 15% desde que comenzó la crisis, o las infraestructuras educativas, tan abandonadas en Almassora desde que Ciegsa se convirtió en un pozo sin fondo para dilapidar el dinero público.