El pintor castellonense Paco Puig ya descansa en paz. Decenas de personas acudieron ayer a las cuatro y media de la tarde a la concatedral de Santa María de Castelló para darle el último adiós a quien ha sido uno de los artistas más queridos en la capital de la Plana. Familiares, una nutrida representación del mundo de la cultura, autoridades y políticos estuvieron presentes en la eucaristía oficiada por el prior de la basílica del Lledó, mosén Josep Miquel Francesc. Entre las autoridades estuvo el conseller de Educación y Cultura, Vicent Marzà, y el exconcejal de Cultura en Castelló, Miguel Ángel Mulet.

«Amable, conversador, servicial, amigo de sus amigos, comprometido con las tradiciones, las costumbres, la cultura, la fe, las fiestas, la música. El mundo del arte ha perdido un gran pintor, un gran creador de belleza, un excelente músico. Bueno, cabal, un hombre comprometido por Castelló, por la cultura, por la fe», destacó el prior.

Castelló despidió a Paco Puig en la iglesia a la que tanto fue, donde cantó y que tanto pintó, añadió Josep Miquel Francesc en un sermón en el que exaltó su lado más solidario y humano recordando la labor desarrollada por el pintor a favor del país africano.

Ese blanco dominante de las últimas exposiciones, tan «profético» en el final de su vida y esa fe que tanto promulgó en la vida terrenal le hará reencontrarse con su mujer Mari Carmen porque «todo no se acaba con la muerte física, no estamos condenados a la desaparición total. La persona es mucho más que un cuerpo, tiene un alma inmortal», apostilló el prior.

«Adéu Paco Puig. Amic. Al cel sigues».