En Castalia ganó el Castellón y marcaron los de siempre. El Castellón, que suma su cuarta victoria consecutiva y se aferra al vagón delantero del campeonato, sufrió más de la cuenta ante el Paterna. Lo dislocó en la primera mitad asido al pequeño Javi Serra, tormento para la zaga y asistente de Cubillas en el 1-0, y lo dejó rehacerse después excesivamente barroco en los metros finales. El Paterna empató pasada la hora de juego en una contra que embocó en propia puerta el central Enrique, pero se le hizo demasiado largo el asedio final de los albinegros. Ahí, con tres defensas y toda la leña en la hoguera, Colomer demostró la clase que tiene en un slalom que plantó a Rubio frente al gol del triunfo. El 2-1 prolonga el noviazgo de Sergi Escobar con Castalia, donde hasta el momento lo ha ganado todo.

El Castellón disfruta de la inercia feliz de los equipos enrachados: sacó adelante un partido que en otra dinámica se le hubiera atragantado. Gana de memoria, casi. Piensa que acabará ganando y gana. Ayer hizo más y debió sufrir menos.

El primer tiempo fue de Javi Serra. Mola cuando controla un balón como si guardara un pincho en la punta de la bota. Mola cuando sale perfilado por cualquiera de los dos lados, conduciendo con cualquiera de las dos piernas, y deja clavado al lateral que pierde la tracción en la maniobra. Mola perder la cuenta de los sprints que puede llegar a sumar en un partido, y mola cuando sale ahí en corto y en derrape, que parece subido a una Scooter trucada para ganar carreras ilegales en el polígono industrial a las afueras del pueblo. Mola cuando viene para crearse el espacio y mola cuando lo ataca en el desmarque y los deja tiesos, como Sonic el erizo. Mola cuando los rivales se pican ante tanto amago, tanto baile y tanta gambeta, y mola sobre todo cuando lo que hace Serra, ahí está el 1-0, conlleva réditos en el resultado.

Salió de inicio el Castellón dominando la pelota, moviéndola con paciencia y escasa profundidad en tarea de desgaste. Se pasó el primer cuarto de hora templando centros al área. Serra, Abraham, Ferreres, Sales, el que fuera. Se quedaron cortos o se quedaron largos hasta que el premio coincidió en el espacio y en el tiempo. En el minuto 17, Serra se acomodó la bola y la centró de izquierda, gol: el ariete Cubillas aprovechó la primera buena.

En ventaja, el Castellón se pasó el primer tiempo como si interpretara una comedia ligera, como si el partido estuviera sentenciado, como si el 1-0 fuera más amplio de lo que en realidad era. Vio que llegaba al área con tanta facilidad que se perdió en arabescos en los metros finales. El volumen de juego ofensivo no casó con el reducido número de tiros a puerta. Solía fallarse en el último pase. Solía sobrar el último pase.

El Paterna en cambio se pasó 40 minutos corriendo detrás de la pelota, por lo que no estaba para tonterías una vez se acercara al área. Tobías y Cuesta exigieron lo mejor de Zagalá en dos disparos sabuesos, al tiempo que el Castellón seguía enredándose siempre en el casi. La más clara la iluminó un pase interior de William que no fue gol porque a Serra se le encabritó la pelota en la carrera.

En el descanso el Paterna quitó a Cristian, el lateral izquierdo, víctima de la trituradora de Javi Serra. El Castellón sin embargo siguió generando y, en efecto, siguió perdonando. Un pase de la casi muerte de Cubillas a William, ¡uy!, un cabezazo de Dealbert, ¡uy!, y una falta directa de Rubio, ¡uy!, anticiparon el inesperado empate del Paterna. Ocurrió en el minuto 65, Danielle le ganó la espalda a Enrique y se plantó frente a Zagalá. Sin fortuna, Enrique evitó el remate del rival pero se metió la pelota él mismo.

En el brete, Escobar cerró con tres defensas y volcó el ataque para encerrar al Paterna. En el 79 marcó Rubio el 2-1 después de una gran acción individual de Colomer, que limpió a tres rivales. Parece que Colo todavía quiere ser futbolista. Quizá no exista mejor fichaje.